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La comunidad hispánica según Julio Ycaza Tigerino

«para salvar la civilización occidental se necesita una fuerza regeneradora que se halla en la Hispanidad (…) encontramos en Tigerino un proyecto político de unidad hispanoamericana, una Comunidad Hispánica de naciones unidas por la lengua y por el catolicismo»

El escritor y político nicaragüense Julio Ycaza Tigerino (Estelí, 1919 - Managua, 2001)

El escritor y político nicaragüense Julio Ycaza Tigerino (1919 – 2001)

El siguiente texto es un fragmento del artículo originalmente titulado «La Comunidad Hispánica según Julio Ycaza Tigerino. A propósito del libro de Julio Ycaza Tigerino «La cultura hispánica y la crisis de Occidente» (1980)», del profesor de filosofía Felipe Giménez Pérez. Publicado en la revista de filosofía El Catoblepas (número 8, octubre de 2002, pág. 22). Tomado del sitio web nodulo.org

La primera tesis del libro es la que parte del hecho tan manido sobre todo por Oswald Spengler de la decadencia de Occidente. El Occidente, impío, laico, secularizado, dominado por la razón instrumental y el desencantamiento del mundo, ha llegado por eso, al nihilismo. El individualismo liberal, protestante, irracionalista ha acabado por mostrar y desplegar completamente sus potencialidades destructoras y nihilistas y ha mostrado por eso a la postre su fracaso histórico. El capitalismo liberal, calvinista, protestante, ha jugado ya precisamente sus cartas, su baza y ello con las consecuencias desastrosas que están a la vista de todos y ahora es el turno de los países católicos hispánicos, el analogado principal del catolicismo. Es el turno de la Hispanidad. «El imperio Español, observa Gaos, es el antagonista de la Modernidad, y por eso los países de lengua española no comparten la crisis actual de Occidente como protagonistas de la Modernidad.»{1}

Así lo interesante para Tigerino es lo antimoderno de los pueblos hispánicos debido a su religión católica contrarreformista y antiprotestante. El Imperio Español, al incorporar a los pueblos bárbaros precolombinos a su propia esfera, al integrarlos produce, como observa Ortega y Gasset, «el hombre americano desde luego, deja de ser sin más el hombre español, y es desde los primeros años un modo nuevo del español. Los conquistadores mismos son ya los primeros americanos».{2}

La segunda tesis del libro de Tigerino afirma que ha llegado el momento histórico oportuno, el turno de la comunidad hispánica de naciones pues «es evidente que todas estas demandas y exigencias de la Historia actual sólo pueden ser satisfechas por la afirmación y proyección de los valores ínsitos del cristianismo original que dio alma y vida a la Cultura Occidental»,{3} «pero para que estos valores tengan fuerza fecundadora deben estar presentes y vivientes, de alguna forma, en una porción concreta de la Cristiandad histórica.»{4} Sólo los restos del Imperio Español reúnen estas propiedades: Sigue leyendo