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Origen y destino de la Patria Grande Hispanoamericana

«la fobia antihispánica de raíces protestantes, liberales y anglófilas y de yapa, proindígena, viene asentando una política de la historia que lastima en lo más íntimo la tradición histórica sobre la que se cimenta la construcción de nuestra nacionalidad. Cancela de un plumazo 500 años de historia, proceso fecundo sin el cual no existiríamos y a través del que se forjó una nueva raza, la nuestra (…) La diversidad verdadera la conseguiremos sólo cuando logremos que las banderas históricas de cada uno de nuestros países convivan en una sola nación. Lo otro es división, separatismo que pulveriza a través de una presunta “plurinacionalidad” la cuestión nacional pendiente para dividirnos y dominarnos»

Mestizo, mestiza, mestiza. Óleo sobre tela de finales del siglo XVII, obra anónima procedente de Cuzco. Colección Museo Nacional de Antropología, Madrid.

Artículo publicado el 12 de octubre de 2016 en la página web de AGEPEBA (Agencia Periodística de Buenos Aires), originalmente con el título «Ni calco ni copia: origen y destino de la Gran Patria Latinoamericana» y su autora es Iciar Recalde, Licenciada en Letras por la ULNP de santa Fe (República Argentina).

Reflexiones acerca del 12 de octubre. Ni leyenda negra, ni leyenda rosa: el impacto del descubrimiento y la conquista marcan nuestra peculiar manera de ser americanos y fijan nuestra actual posición en el mundo. El mestizaje es condición, mérito y posibilidad. Nación de patrias lanzada hacia un futuro superador en el camino por reencontrarnos con nuestro origen y destino que es fe y misión de redención americana.

Por Iciar Recalde / “Quien reniega de la historia hipoteca su futuro.” Juan Perón // “No somos europeos. Tampoco indios. Constituimos un pequeño género humano mixto. Somos suramericanos.” Simón Bolívar// Interrogamos el pasado para obtener la respuesta del futuro, no para volver a él en melancólica contemplación o para restaurar formas perimidas, sino para que nos enseñase cuáles son los métodos con que se defrauda el presente e impedirlo (…) hemos aprendido que el arte de nuestros enemigos consiste en fraccionarnos en puntos de vista pequeños y reducidos, y ya nadie podrá destruir la visión integral que se ha logrado.” Arturo Jauretche

Parece que todos los 12 de octubre hay que volver sobre lo mismo. Evidentemente, la visión integral que creía arraigada Don Arturo Jauretche en el fragmento de discurso del año 1942 que consignamos como epígrafe, es hoy una quimera. El carácter nacional no es innato, es una empresa que sale bien o mal, que se hace, se deshace, se rehace según la acción vital de un pueblo. En tal sentido, vivimos una profunda crisis de identidad que lamentablemente refuerza nuestra situación semicolonial y comienza por negar una y otra vez lo que somos, ese “pequeño género mixto” que en boca del Libertador no era nostalgia virreinal ni “indolatría”, sino lisa y llanamente, la asunción del mestizaje forjado por uno de los acontecimientos más trascedente de la historia de la humanidad: la irrupción de Europa en América y la irrupción de América en Europa.

Amelia Podetti afirma que Colón no descubre el nuevo mundo, sino que descubre por primera vez el mundo en sentido de totalidad sobre el que se asienta la Modernidad, torciendo de una vez y para siempre el rumbo de la historia occidental en su conjunto.

Resulta cuanto menos paradójico que en momentos en que nos proponemos reconstruir la Patria Grande para volver a cabalgar la senda de los libertadores, borrando fronteras que coadyuven a liquidar los colonialismos internos, resurjan con virulencia las voces de los profetas del odio que fomentan a través de instituciones y organizaciones financiadas por el extranjero, el desprecio por nuestras raíces comunes, promoviendo conflictos y divisiones internas y hasta inventando rivalidades hacia el interior de nuestros pueblos.

Sin lugar a dudas, su objetivo viene a prolongar la fragmentación que experimentó la América española cuando su proceso independentista fue detenido por el imperialismo inglés que hizo de las ciudades puerto galeones del desguace de la unidad hispanoamericana a la deriva de una serie de nacionalidades más o menos postizas. Sigue leyendo