Archivo por meses: enero 2013

O Imperio do Brasil

El siguiente texto es un artículo del periodista de radio Claudio Scabuzzo, publicado el 27 de enero de 2010 en la bitácora La Terminal.

Brasil (en verde) e Hispanoamérica (en amarillo). Si la América de habla española estuviera unida, sería una superpotencia con el doble de población que Brasil y costas en ambos océanos.

Brasil (en verde) e Hispanoamérica (en amarillo). Si la América de habla española estuviera unida, sería una superpotencia con el doble de población que Brasil y costas en ambos océanos.

El 1 de marzo de 1870 termina la guerra de la Triple Alianza, con la muerte del mandatario paraguayo Francisco Solano López,  en la Batalla de Cerro Corá.  Paraguay cae ante los ejércitos de  Argentina, Brasil y Uruguay solventados por las oligarquías obedientes al imperio británico y enemigos de la poderosa congregación de los jesuítas. Fue un genocidio, el más grande de la historia de América Latina, con un millón de paraguayos muertos, cuando su población era de un millón y medio.

Ese Paraguay era una potencia que inquietaba. Productora de algodón (materia prima que Inglaterra reclamaba para su revolución industrial ya que Estados Unidos no lo exportaba por el bloqueo secesionista) y de acero con el primer horno en el subcontinente. El  Paraguay industrial tuvo el primer ferrocarril y fabricaba sus propias armas y barcos. Borrado del continente, Brasil y Argentina pudieron responder a los intereses extranjeros mejor que ese Paraguay rebelde.

Pero ya en esa guerra se vislumbraba el poder del imperio de Brasil, su enorme maquinaria conquistadora. La américa portuguesa obstentaba una unidad política envidiable frente a la américa española que se dividió y se enfrentó entre sí, que olvidó a sus patriotas comunes, a su historia común.  Desparramada en virreinatos y capitanías generales, se disgregó en muchas naciones con rivalidades entre ellas. Sigue leyendo

Trascendiendo lo «mexicano»

«Ya hay inquietudes y existen esfuerzos por conformar una comunidad cultural hispanoamericana (…) hoy, los interesados en trascender a una cultura hispanoamericana, lo que plantean es, proyectar hacia el futuro lo que ya tuvimos en el pasado. Esa cultura hispanoamericana ya existió durante el gran Imperio Español. «Su misión se truncó en cierto sentido con la independencia, y ahora es menester devolverlo al cauce de su destino histórico universal»

Plaza de Armas en México con la Catedral al fondo. C. Castro. Siglo XIX.

Plaza de Armas en México con la Catedral al fondo. C. Castro. Siglo XIX.

El siguiente texto es un fragmento del trabajo original del mismo título, de José Antonio Gorráiz (Universidad Panamericana, Julio de 2011). Publicado en Academia.edu

México debe dejar de pensar imitando modelos extranjeros que reflexionan problemas extraños a sus necesidades e intereses. Tampoco es que haya que encerrarse exclusivamente en problemas propios, sino que más bien, como afirma Luis Villoro, hay que tener en cuenta las necesidades y los supuestos culturales propios a la hora de tratar los temas universales. Las necesidades son las demandas de nuestros contemporáneos y los supuestos: la historia, el pasado. Sigue leyendo

La unidad hispanoamericana después de 1810

El siguiente texto está extraído del libro «La disgregación del Reyno de Indias» (Capítulo 10: la unión y la unidad americanas después de 1810), obra del político, historiador y escritor uruguayo Felipe Ferreiro (1892-1963). El libro fue editado en Montevideo por Barreiro y Ramos en 1981, y consta de una recopilación de artículos llevada a cabo por el hijo del autor, el Profesor Hernán L. Ferreiro.

El Estado Indiano (o Reino de Indias) en 1800: tres siglos de unidad política.

El Estado Indiano (o Reino de Indias) en 1800: tres siglos de unidad política.

«la existencia y predicamento en la América civilizada por españoles de un concepto vital de unidad, sentido uniformemente en todas partes, era en 1810 una realidad, un hecho incuestionable (…) Las mismas leyes en lo civil, en lo comercial y en lo penal, regían igualmente en todas partes. Eran idénticos idioma y religión. Las costumbres no tenían generalmente localidad porque el mismo frecuente trasiego de funcionarios eclesiásticos, civiles y militares las hacía recorrer en sus bagajes el ámbito entero y tomar asiento por lo mismo en todas partes (…) La nación es América española entera. “Paisanos” se llaman siempre entre sí en Europa los originarios del continente»

“La unión y la unidad americanas después de 1810”

(EN TORNO A LAS ACTAS DEL 25 DE AGOSTO DE 1825)

I

Para poder valorar con criterio histórico las dos Leyes Fundamentales dictadas el 25 de agosto de 1825 por la Asamblea Nacional de la Florida, preciso es que previamente sustraigamos por un momento nuestra atención de ese tema concreto y aún también de los motivos con él relacionados de ambiente oriental, y consagremos ese tiempo al enunciado de algunos antecedentes de historia general americana que, como ha de verse después, proyectarán claramente la luz que necesitan nuestras interpretaciones.

Se sabe que Montevideo y la Banda Oriental, las dos partes sustanciales de nuestro territorio que Artigas reunió definitivamente unificándolas en cuerpo de Estado bajo el nombre de Provincia Oriental del Uruguay, fueron hasta 1810, de hecho y de derecho, segmentos o simples sectores de una unidad imperial –el reino de Indias-que abarcaba en su inmenso perímetro los territorios de ambas Américas que habían poblado los españoles. Sigue leyendo

Las republiquitas inventadas

«Los distintos intentos históricos de agrandar y fortalecer esa unidad hispanoamericana han sido siempre enfrentados y frustrados por la gran potencia mundial norteña, prácticamente desde su formación como nación. Siempre han conspirado y actuado beligerantemente en este sentido (…) La posibilidad de unidad hispanoamericana de nuestras patrias es un peligro latente para el imperialismo mundial; no existe excusa posible para ayudarlos en sus intenciones disgregadoras y separatistas»

La Hispanoamérica actual, fragmentada en 18 repúblicas por el imperialismo anglosajón. De unirse, sería una formidable superpotencia.

La Hispanoamérica actual, fragmentada en 18 repúblicas por el imperialismo anglosajón. De unirse, sería una formidable superpotencia.

Artículo de Luis Fuenmayor Toro, médico, político y ex rector de la UCV (Universidad Central de Venezuela), publicado el 7 de enero de 2013 en el diario electrónico venezolano La Razón.

A los países dominantes europeos y a Estados Unidos, responsables del fraccionamiento del continente africano y del que sigue ocurriendo en el mundo árabe, les agradaría infinitamente ver a nuestro continente hispanoamericano también fraccionado en una multitud de “republiquitas”, cuya fortaleza e independencia sería inversamente proporcional a su número. La existencia de todo un continente, extendido desde el Río Bravo hasta la Patagonia, con una diversidad geográfica envidiable, con recursos naturales de todo tipo, con los mayores caudales de agua dulce limpia del mundo, con reservas estratégica notables y con una población que se entiende en el mismo idioma, de religión y costumbres idénticas y con un mismo origen e historia, no deja de ser inquietante y atractivo para quienes se consideran dueños del mundo y quisieran gozar ilimitadamente de sus maravillosos recursos. Los distintos intentos históricos de agrandar y fortalecer esa unidad hispanoamericana han sido siempre enfrentados y frustrados por la gran potencia mundial norteña, prácticamente desde su formación como nación. Siempre han conspirado y actuado beligerantemente en este sentido. Sigue leyendo

La nación hispanoamericana en Hernández Arregui

El cabildo de Buenos Aires, a principios del siglo XIX

El cabildo de Buenos Aires, a principios del siglo XIX

«El ser nacional se expresa como cultura nacional (…) y toda cultura nacional se condensa en una lengua. En América «es el idioma español el que ha plastificado [su] espíritu» (…) fundiendo las tradiciones españolas y americanas indígenas para obtener un nuevo producto; «América Hispánica es una cultura»                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  El siguiente texto es un fragmento del trabajo titulado «Ser nacional, marxismo y antiimperialismo: el nacionalismo en Juan José Hernández Arregui», de Jorge Luis Ferrari, publicado en Anuario Nº 5 – Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de La Pampa (125-136).

La nación

Pensar la actualidad de América Latina como un conjunto de Estados nacionales, cada uno con una geografía característica, organizados bajos ciertos principios económicos y políticos, poseedores de una soberanía territorial, rasgos culturales particulares y símbolos y tradiciones representativos propios, parece la actitud natural y hasta obvia de un observador ingenuo. Estamos tan acostumbrados a pensar y a actuar en términos de Estado-nación que no percibimos la modernidad, y hasta la arbitrariedad y artificialidad, de esa organización económico-política. Escribió Jorge Abelardo Ramos en su libro Revolución y contrarrevolución en la Argentina (1999): «Somos un país porque no pudimos integrar una nación y fuimos argentinos porque fracasamos en ser americanos» (p. 13). La pregunta obligada, entonces, que busca desentrañar el enigma de la fragmentación territorial, económica, política y cultural de la América Hispánica recorre toda la historia de América Latina para encontrar, como fruto de la reflexión, sus respuestas en el estudio de los orígenes de las naciones y los nacionalismos hispanoamericanos. Sigue leyendo