Archivo por meses: julio 2013

Hispanofobia

«la hispanofobia como sentimiento xenófobo y racista claro no se ceja solo con España, sino también con su legado histórico geopolítico (…) esa hispanofobia tiene en los propios españoles e hispanos a algunos de sus más fervientes apologetas (…) Si en el presente y en el futuro queremos combatir con éxito la hispanofobia, tenemos que hacerlo con las mismas armas que otros movimientos antirracistas han asido para combatir otros fenómenos xenófobos en el mundo (…) la hispanofobia nos divide (…), la antihispanofobia nos une«

El imperio

Diversos historiadores han tratado el fenómeno de la leyenda negra anti-hispánica. En la imagen, portada de la obra «El imperio y la leyenda negra», de José Antonio Vaca de Osma (Rialp, 2004).

El siguiente texto es un fragmento del artículo «Hispanofobia», de Santiago Armesilla, politólogo español y miembro de Izquierda Hispánica, publicado en el periódico digital La voz de Barcelona el 13 de julio de 2013.

Si bien es cierto que España fue la única nación de la Unión Europea (UE) que permitió repostar y partir al avión del presidente de Bolivia, nación política soberana cuyo avión presidencial es territorio nacional boliviano, la actuación del embajador español en Austria fue bochornosa si tomamos como verdaderas las palabras del propio Morales cuando afirma que aquel quería revisar el avión de Evo para comprobar si Edward Snowden iba dentro o no. Curioso que España, siendo uno de los últimos peones de la cadena de sumisiones que existe hoy en la UE (fue Francia la que negó al avión de Evo penetrar en su espacio aéreo), Unión que no existiría sin la hégira de los Estados Unidos de América, sea siempre la más activa en lo que a asegurar los intereses de esa cadena política imperialista se refiere. Esto ha servido de caldo de cultivo para que los mandatarios populistas que en Suramérica buscan la unidad de la Patria Grande en clave izquierdista vuelvan a arremeter más contra España que contra Francia, Austria o Portugal. Y no es casual que sea con un gobierno del PP con quien estas sumisiones a Estados Unidos y al corazón de la UE se expresen de manera más perjudicial para con nuestras relaciones con los países hermanos iberoamericanos. Ya con Aznar en la Presidencia ocurrieron estas desgraciadas meteduras de pata primero con el apoyo al Golpe de Estado de 2002 contra el presidente Chávez en Venezuela. Pero la lista de desaciertos peperos es más larga, aunque por espacio no es ocasión ahora de recordarlos todos.

El caso es que estos tres ejemplos pueden relacionarse, a diversas escalas, con una ideología, un sentimiento, un fenómeno nacional e internacional que hunde sus raíces en los tiempos en que la Monarquía Hispánica era un Imperio Universal allá por el siglo XVI. Sigue leyendo

Las Indias, Hispanoamérica, nuestra América

«Las Indias eran pues en rigor la América hispana, lo que hoy llamamos Hispanoamérica, la Patria Grande y Nuestra América (…) Entre nosotros, América se hizo frecuente recién en el S. XVIII. Hasta entonces el nombre usual fue Indias, y nuestra sociedad se autodenominó indiana (…) Hispanoamérica e hispanoamericano se hicieron frecuentes durante el siglo XIX (…) La comunidad de origen, historia, cultura y destino permanece como invalorable legado y razón del anhelo, de la idea y de los intentos de Reunificación. Este bagaje histórico-cultural forma el contenido del Hispanoamericanismo»

Las Indias (en color rojo). Durante siglos, la mayor parte del continente formó parte de la Monarquía hispánica, de ahí que en el siglo XIX fuera usual el refirise a Hispanoamérica simplemente como "América".

Las Indias (en color rojo). Durante siglos, la mayor parte del continente formó parte de la Monarquía hispánica, de ahí que en el siglo XIX fuera usual el referirse a América Hispana simplemente como «América».

El siguiente texto es un extracto del capítulo 2 («El escenario ideológico y geopolítico») de la obra «La Patria Grande. La reunificación de Hispanoamérica. Historia de una idea persistente», de Raúl Linares Ocampo (Ediciones del Instituto Bolívar, Arequipa/Berlín, edición de 2010).

No hay término neutral en política. Toda denominación es un nexo entre ideas, creencias, intenciones y la realidad; sea para aclararla, aberrarla o transformarla en la realidad inexistente del mito, que multiplicada al infinito por los medios de comunicación masiva, se lanza a la conquista de la conciencia colectiva. Ya sea que se trate de aclarar o de aberrar, precisa tener en cuenta el poder creador de la palabra. Si es adecuada a la idea que expresa, armoniosa, persuasiva, impactante, vigoriza la idea; en caso contrario, la desvirtúa. El análisis de una ideología –indispensable a la teoría y práctica políticas- debe pues considerar tanto los conceptos que la expresan como sus vehículos idiomáticos.

Un ejemplo de la función mitológica y aberrante es la usual expresión “el ideal panamericano de Bolívar”, que se emplea ya sea en desconocimiento del pensamiento bolivariano, o para falsificarlo. El término panamericano tiene aquí función de mito: sugiere una armonía continental inexistente, la armonía de las culturas anglosajona y latina, esencial y secularmente rivales. Siendo el pensamiento bolivariano apenas conocido entre nosotros, es fácil convertir a Bolívar en campeón de la unidad continental panamericana: basta con citarlo e interpretar el término América en sentido continental donde él quiere decir Hispanoamérica. Para desechar la impostura, valgan estas palabras de una carta a Santander (Arequipa, 30 de mayo de 1825): “Los americanos del Norte por sólo ser extranjeros tienen el carácter de heterogéneos para nosotros. Por lo mismo jamás seré de la opinión de que los convidemos para nuestros asuntos americanos”.

Una ilustración del modo de empleo de la mitología panamericana se encuentra en el discurso del presidente John F. Kennedy al inaugurar su Alianza para el Progreso, empresa creada con la intención de neutralizar la conmoción causada por la Revolución Cubana. Nada más natural para un hispanoamericano que inspirar su verdadera Emancipación en el autor de la independencia: Bolívar. En consecuencia, Fidel Castro puso la revolución victoriosa bajo la égida del Bolívar Libertador y Precursor de la independencia cubana. Ante la asamblea de gobernantes latinoamericanos, convocada para impartir instrucciones, Kennedy lanzó en contraataque: “Bolivar spoke of his desire to see the Americas fashioned into the greatest region in the world, ‘greatest, he said, not so much by virtue of her area and her wealth, as by her freedom and her glory’”. En traducción castellana: “Bolívar expresó su deseo de ver a las Américas constituirse en la más grande región del mundo, ‘la más grande, dijo, menos en virtud de su área y riqueza que de su libertad y gloria’”. El texto original de Bolívar, en su famosa Carta de Jamaica, reza: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza que por su libertad y gloria”. Las palabras subrayadas muestran la falsificación: las Américas en vez de América, y región en vez de nación. Para Bolívar América y nación eran sinónimos de Hispanoamérica; Kennedy reemplaza nación por región, a fin de simular la unidad continental. Por ignorancia, temor o complicidad, ningún mandatario latinoamericano contradijo el fraude. Sigue leyendo

La crisis hispánica antes de la separación

«El proceso que llevó a la separación de la América española (…) fue la consecuencia de una gran revolución política que culminó en la disolución de un sistema político mundial (…) los pueblos de la Península y del Nuevo Mundo se opusieron de manera casi unánime a los franceses. La amenaza externa acentuaba los factores que los unían»

Vista de la Plaza Mayor de México, según un óleo de autor anónimo (hacia 1797).

Vista de la Plaza Mayor de México, según un óleo de autor anónimo (hacia 1797).

El siguiente texto es un extracto del ensayo titulado «México, Estados Unidos y los Países Hispanoamericanos: Una visión comparativa de la independencia», de Jaime E. Rodríguez O., catedrático de historia y director del Programa de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de California, Irvine. Publicado por Universidad de Alcalá/Instituto de Estudios Latinoamericanos (IELAT), mayo de 2008. Tomado del sitio web de la Universidad de Alcalá (Madrid).

El proceso que llevó a la separación de la América española respecto de la monarquía no fue una lucha anticolonial. Lejos de ello, fue la consecuencia de una gran revolución política que culminó en la disolución de un sistema político mundial. La ruptura fue parte integral de un proceso más amplio que estaba transformando las sociedades del Antiguo Régimen en  Estados nacionales modernos y liberales (Rodríguez, 2005).

A diferencia de los británicos americanos, los españoles americanos no se rebelaron contra la madre patria. En lugar de ello, reaccionaron contra la invasión napoleónica de la Península ibérica, contra la expulsión de la familia real española en 1808 y contra la imposición de José Bonaparte, hermano de Napoleón, como rey de la Monarquía española. El rey usurpador, José I, no fue aceptado como nuevo dirigente de la Monarquía, ya que simbolizaba a los “ateos” franceses cuyas acciones habían puesto en peligro los fundamentos  mismos de la sociedad hispánica – la Iglesia, representante de Dios en la Tierra, y al rey legítimo Fernando VII, que personificaba los derechos y libertades hispánicos. Para que la Monarquía española siguiera existiendo, se precisaban acciones extraordinarias a fin de establecer un gobierno que expulsara a los franceses y gobernara en nombre de Fernando VII hasta que éste quedara libre y regresara al trono. Aun cuando en un principio las autoridades principales y algunos miembros de la burocracia real, la nobleza y el alto clero, así como los militares aceptaron a José Bonaparte como rey, el pueblo, un nuevo actor político, no hizo lo mismo. El 2 de mayo de 1808, los residentes de Madrid expulsaron a las tropas francesas fuera de la capital. Su victoria momentánea desató una serie de acontecimientos políticos y militares que transformaron el mundo hispánico. Cada provincia formó una junta regional para gobernar. Y cada junta provincial invocó el principio legal hispánico según el cual, en ausencia del rey, la soberanía recaía en el pueblo, así que cada junta actuó como si fuera una nación independiente Sigue leyendo

Viaje en defensa del español

«Recorrer el continente americano desde Tijuana a Ushuaia es una cura de confianza en la fiabilidad del español (…) dentro de poco 450 millones de personas tendrán en el español su primer acomodo lingüístico (…) la pluralidad es una garantía de riqueza lingüística y no de deterioro del idioma (…) En América se ama el español y se cuida la forma de ejercerlo (…) España (…) cuna de nuestra lengua es uno de los lugares del mundo en donde peor se emplea»

Artículo del periodista Carlos Carnicero publicado en el diario digital español El Periódico el 28 de julio de 2008.

america ñEscribo estas líneas desde Buenos Aires: paso una parte considerable del año allí; el resto lo reparto entre La Habana y Madrid. Soy un nómada que se ciñe a los parámetros de mi idioma: el español; además, mi trabajo se fundamenta en la palabra escrita y en la palabra hablada. Sin mi lengua yo no sería casi nada. Y lo digo en todas sus acepciones, en la del músculo que permite articular el lenguaje y en la del idioma en que se soporta. Creo que el español es uno de los idiomas más ricos de los que tengo noticia. Mi vida es un observatorio privilegiado de la lengua porque no se trata de desplazamientos intermitentes sino de estadías prolongadas: así se percibe como circula el español que ya no tiene fronteras delimitadas.

La potencialidad del español tiene tres vectores de difícil convergencia: Sigue leyendo

México: Cronología de un despojo territorial

El siguiente texto está extraído de “El gigante de las siete leguas. Prontuario ilustrado de las agresiones de Estados Unidos contra los pueblos de nuestra América”, publicado por el Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado (Editorial Capitán San Luis. La Habana, 2011).

Territorios de México y Estados Unidos a principios del siglo XIX. Aunque ya entonces Estados Unidos se había apropiado de amplios territorios de Nueva España, todavía la superficie de México equivalía a casi las tres cuartas partes de la de Estados Unidos. Tras la guerra de agresión expansionista de este país contra México, este perdió más de la mitad de su territorio: uno de los mayores despojos territoriales jamás sufridos por un gran país.

Territorios de México y Estados Unidos a principios del siglo XIX. Aunque ya entonces Estados Unidos se había apropiado de amplios territorios de Nueva España (incluyendo Florida y Luisiana), todavía la superficie de México equivalía a casi las tres cuartas partes de la de Estados Unidos (que entonces aún no poseía Alaska).

1799

Ciudadanos estadounidenses, encabezados por Philip Nolan, invadieron el norte del Virreinato de Nueva España, territorio que adoptó el nombre de México después de su independencia.

«[…] se cree que cumplía una misión de Jefferson […]» (Ramiro Guerra Sánchez).

1804

El ex presidente John Adams expresó que «[…] la gente de Kentucky está llena de ansias de empresa y aunque no es pobre, siente la misma avidez de saqueo que dominó a los romanos en sus mejores tiempos. México centellea ante nuestros ojos. Lo único que esperamos es ser dueños del mundo». Sigue leyendo

La batalla del idioma

«La oficialización del español por parte del entonces gobernador Hernández Colón le valió a Puerto Rico la concesión del premio Príncipe de Asturias de las Letras (…) Hoy, todo ha dado un vuelco: el nuevo gobierno de Puerto Rico se ha estrenado de una forma polémica al cumplir una de sus promesas electorales y conceder al inglés la misma categoría de idioma oficial que el español, desatando así una guerra cultural y política en esta isla del Caribe donde la gente vive y se expresa en español al margen de las leyes»

Hispanoamérica olvida a Miranda

«Miranda desarrolló muchos años antes el concepto de la unión de pueblos hispanoamericanos y fue el primero que habló del continente colombiano, que comprendía a todos los países hispanos en América»

Artículo de José Miguel Domínguez publicado el 25 de agosto de 2010 en el periódico digital PanamaAmerica.

Bandera tricolor fue izada por primera vez el 14 de julio de 1811. En el extremo superior izquierdo, a los pies de lamuejr india, aparece una cinta con la palabra "Colombia", que es el nombre que creó Miranda para designar a toda la América hispana.

Bandera tricolor izada por primera vez el 14 de julio de 1811. En el extremo superior izquierdo, a los pies de una mujer india, aparece una cinta con la palabra «Colombia», nombre creado por Miranda para designar a toda la América hispana.

Francisco de Miranda, el autor intelectual de la independencia de los países hispanoamericanos, es el «gran olvidado» en las ceremonias del Bicentenario que se celebran este año en la mayoría de países latinoamericanos, dijo a Efe el escritor y periodista español Fermín Goñi.

«Es insólito que la historia haya hecho invisible a Miranda, pero es más insólito que en 2010 nadie reivindique la figura de Francisco de Miranda (1750-1816) como la persona clave sin la cual no hubiera habido la denominada revolución bolivariana», explicó Goñi.

En entrevista con Efe como parte de la presentación de su libro «Los sueños de un libertador» (Rocaeditorial, 2010) en México, el autor destacó la trayectoria y personalidad del general venezolano Francisco de Miranda, creador del «andamiaje intelectual de la independencia de los países hispanoamericanos».

Goñi aseguró que Miranda desarrolló muchos años antes el concepto de la unión de pueblos hispanoamericanos y fue el primero que habló del continente colombiano, que comprendía a todos los países hispanos en América.

Goñi advirtió que la idea de los Estados Unidos de América del Sur «no es de Simón Bolívar, sino de Miranda» y la prueba son sus proclamas publicadas en 1806. Sigue leyendo

La moneda hispanoamericana

«Estas corrientes no se detuvieron en los confines de América (…) y junto con las de Guatemala y México, y más tarde Chile y otras, inundaron, por así decirlo, el mundo entero; y el duro español o piastra, y las relucientes onzas, fueron internacionalmente aceptadas en las transacciones comerciales y particulares. Su gravitación, ha sido enorme en la economía de muchos países europeos y asiáticos, los que contramarcaron, cortaron, perforaron y resellaron la moneda Colonial Hispanoamericana, para que circulase como propia»

El siguiente texto es un extracto del artículo titulado «La moneda hispanoamericana – Sistema monetario», de Juan Bautista Gill Aguinaga, publicado en la separata de la Revista Nacional de Cultura, Año 1, Número 1 (Asunción, Paraguay). Tomado del sitio web Portal Guaraní (Año 2012).

Colmnario de plata acuñado en la ceca de México en 1758.  Los Estados Unidos se inspiraron en las columnas de Hércules para crear el símbolo del dólar ($). El lema en latín "Utraque Unum" significa "ambos son uno" y simboliza la unidad de la Monarquía hispánica en ambos hemisferios.

Columnario de plata acuñado en la ceca de México en 1758. Estados Unidos se inspiró en las columnas de Hércules de esta moneda para crear el símbolo del dólar ($). El lema en latín VTRAQUE VNUM significa «ambos son uno» y simboliza la unidad de la Monarquía hispánica en ambos hemisferios.

Este trabajo, no tiene otra pretensión que dar una explicación general, sobre la moneda Colonial Hispanoamericana y su sistema de valores, con motivo de esta Primera Exposición Numismática Colonial Hispanoamericana, que se presenta en nuestro país, bajo los auspicios de los Institutos Paraguayo de Cultura Hispánica y de Numismática y Antigüedades del Paraguay, en adhesión al IV Centenario de la muerte del Gobernador Domingo Martínez de Irala, fundador de la nacionalidad paraguaya.

Tratándose de una Primera Exposición Numismática en nuestro medio, no podían faltar las monedas que circularon en nuestro país desde su independencia hasta nuestros días, y es así que, en homenaje al Paraguay y España, presentamos también el numerario español, desde Isabel II a la fecha, y las monedas paraguayas desde 1845; vale decir, desde la primera acuñación nacional, expresiva de su soberanía, también, hasta las actuales.

Nos hemos permitido incluir, además, para mejor, conocimiento del público, piezas batidas en España, desde los Reyes Católicos, en 1474, bajo cuyos reinados fue descubierta América, hasta las de Fernando VII, inclusive 1833, en razón de que dichas piezas, han circulado en América Española, al igual que las monedas batidas en las cecas coloniales. Se exponen, igualmente, monedas españolas qué circularon en sus dominios de Europa, África y Asia, en la mencionada época, como otras de la Edad Media. Sigue leyendo

Brasil: ¿los nuevos Estados Unidos?

«Brasil les ha quitado territorios a casi todos sus 10 vecinos. También invadió Uruguay (…) y libró contra Paraguay la única guerra de exterminio de la América postcolonial (…) Mientras España se asentó en la infraestructura de antiguos imperios mesoamericanos o andinos y dio paso a un mestizaje entre europeos e indígenas, en los territorios que los portugueses y los británicos colonizaron encima o al costado de Hispanoamérica la población indígena fue arrinconada y el territorio fue repoblado por europeos o africanos (…) Brasil mantuvo la esclavitud varias décadas después que el resto de las Américas y hoy la mitad de sus habitantes tienen raíces africanas»

Mapa tomado de: Alejandro Mendible "Venezuela y sus verdaderas fronteras con el Brasil -Desde el tratado de Tordesillas hasta la incursión de los garimpeiros" (Caracas, 1993), donde se muestra el proceso expansivo brasileño a costa de Hispanoamérica. Brasil arrebató territorios tanto a la América española violando tratados internacionales de fronteras (líneas verticales) como a las ya independizadas repúblicas hispanoamericanas (zonas en negro).

Este mapa tomado de: Alejandro Mendible «Venezuela y sus verdaderas fronteras con el Brasil -Desde el tratado de Tordesillas hasta la incursión de los garimpeiros» (Caracas, 1993) muestra el proceso expansivo brasileño a costa de Hispanoamérica. Brasil arrebató territorios tanto a la América española violando tratados internacionales de fronteras (líneas verticales) como a las ya independizadas repúblicas hispanoamericanas (zonas en negro).

Artículo del analista internacional Isaac Bigio publicado el 29 de abril de 2012 en el noticiero digital Alto Pilar.

En 1889 Brasil dejó de ser una monarquía detentada por una rama de la familia que desarrolló el imperio portugués para convertirse en una república federativa, la cual hasta 1968 se llamaba los Estados Unidos del Brasil.

Tanto ésta como los Estados Unidos de América son las dos principales potencias en cada una de las dos Américas. Brasil tiene alrededor de la mitad del territorio y de la población de Suramérica, en tanto que EE.UU. tiene a la gran mayoría de la población de Norteamérica, aunque a nivel de área tenga menos de la mitad de ésta.

Los dos son los únicos colosos americanos que se han ido expandiendo hacia el oeste y que también han ido anexando territorios a todos sus vecinos hispanos. Los EE.UU. capturaron todo el norte mexicano, Puerto Rico y Cuba (de la cual hoy sólo conservan Guantánamo) y han llegado a ocupar casi todas las repúblicas del Caribe.

Brasil les ha quitado territorios a casi todos sus 10 vecinos. También invadió Uruguay (cuya independencia se peleó contra Brasil) y libró contra Paraguay la única guerra de exterminio de la América postcolonial. Sigue leyendo

Hispano-América y Luso-América

«Entre la América de habla hispana y la portuguesa hay una gran diferencia. Si bien España y Portugal quedan en la misma península, sus lenguas poco se diferencian entre ellas y durante 1580-1640 estuvieron unidas, sus historias discurrieron por diversas sendas»

Artículo del analista internacional Isaac Bigio, publicado en el periódico digital Diario Siglo XXI (24 de noviembre de 2010).

Mapa de la América española y la portuguesa hacia finales del siglo XVIII.

Mapa de la América española y la portuguesa hacia finales del siglo XVIII. La historia hizo que Brasil e Hispanoamérica siguieran una evolución completamente diferenciada: Idioma, composición étnico-racial, instituciones, tradición jurídica, cultura política, etc. han hecho de ambas dos entes nacionales distintos.

Entre la América de habla hispana y la portuguesa hay una gran diferencia. Si bien España y Portugal quedan en la misma península, sus lenguas poco se diferencian entre ellas y durante 1580-1640 estuvieron unidas, sus historias discurrieron por diversas sendas.

En el tratado de Tordesillas firmado en 1494, a poco del viaje de Colón, el Papa dividió al mundo dándole a Madrid potestad sobre todos los territorios que iban desde el extremo oeste suramericano hasta las Filipinas y a Lisboa a todo el resto, especialmente África y Asia. Mientras los españoles se centraron en conquistar las Américas, los portugueses crearon colonias esparcidas a lo largo de la costa del África negra y de todo el océano índico, el cual, en los siglos XVI y XVII, tenía al luso como su lengua franca.

En las Américas el eje español se basó inicialmente en México y Perú donde los castellanos encontraron grandes y muy pobladas civilizaciones a las que sometieron montándose sobre su estructura agraria y estatal, y luego en la explotación de las minas. En Brasil, en cambio, cuando los portugueses llegaron no había ningún gran Estado ni muchos habitantes. Los que hoy se estima que existieron en el Amazonas sucumbieron con los primeros contagios de la viruela y otras plagas.

Brasil, a diferencia de los dos grandes virreinatos hispanos en América del Sur y del Norte, no tuvo una historia de guerras y subyugación, ni tampoco heredó una previa estructura caminera, de cultivos o de Estado. La mayoría de su población fue importada. Si Galeano aduce que el desarrollo europeo se produjo a costa del subdesarrollo latinoamericano, el crecimiento del Brasil se basó en el decrecimiento de Angola. Brasil es hoy el país con más gente de piel morena en el mundo después de Nigeria y también tiene una población de origen portugués mayor que la que hoy tiene Portugal. La inmigración de portugueses al Brasil supera a la de los españoles a cualquiera de las actuales repúblicas latinoamericanas.

Durante la colonia Brasil se edificó en constante conexión con África (a la cual inundaba con sus productos mientras que se convirtió en el mayor importador y re-distribuidor de esclavos) y en choques con los holandeses (quienes llegaron a asentarse en el noreste y hasta conquistar la antigua capital suya: El Salvador), mientras que Hispanoamérica tuvo menos choques con Holanda pero más con Inglaterra (la cual mantiene hasta hoy con Portugal la alianza más antigua de Occidente) y tuvo poca relación directa con el continente negro (la mayoría de sus esclavos provenía vía Portugal).

El mestizaje de brasileros e hispanoamericanos denota esa diferente evolución, pues en la mayoría de los primeros prima la mezcla entre africanos y europeos, mientras que en los segundos hay una marcada influencia de la sangre indígena.