Archivo por meses: marzo 2013

El idioma de Puerto Rico

Artículo del escritor y catedrático Luis López Nieves publicado en la bitácora digital «Mirando al sur» el 4 de septiembre de 2004.

Manifestación multitudinaria en Puerto Rico en defensa del español (enero de 1993).

Manifestación multitudinaria en Puerto Rico en defensa del español (enero de 1993).

INTRODUCCIÓN

Recientemente estuve en el Primer Congreso de la Lengua Española, celebrado en la hermosa ciudad de Zacatecas, México. Allí descubrí, asombrado, que un alarmante número de hispanohablantes no está muy seguro de cuál es el idioma de Puerto Rico. Esta nota pretende aclarar esta duda.

TRASFONDO HISTÓRICO

En el siglo XIX casi toda Hispanoamérica se liberó de España, excepto Cuba y Puerto Rico. En el 1898, tras la mal llamada guerra Hispano-Americana (Hispano-Estadounidense), los norteamericanos se quedaron con Puerto Rico como botín de guerra. De inmediato impusieron el inglés como único idioma oficial de la nueva colonia. El nombre del país, incluso, cambió a Porto Rico. El gobierno, de generales y civiles norteamericanos, operaba en inglés. El sistema escolar enseñaba en inglés desde el primer grado. Niños de seis años de edad, tanto de la ciudad como del campo, debían recibir instrucción en inglés. Sigue leyendo

1891. Washington. La otra América

Primera estatua erigida a José Martí (1905), obra del escultor José Vilalta Saavedra, en el Parque Central de la Habana

Primera estatua erigida a José Martí (1905), del escultor José Vilalta Saavedra, en el Parque Central de la Habana

«Al Sur del Río Bravo hay otra América, nuestra América, tierra que balbucea, que no reconoce su completo rostro en el espejo europeo ni en el norteamericano. Es la patria hispanoamericana» (José Martí)

El siguiente texto está extraído de Memoria del fuego 2, de Eduardo Galeano. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2010, pp. 285, 286.

José Martí lleva diez años viviendo en los Estados Unidos. Es mucho lo que admira en este país múltiple y vigoroso, donde nada nuevo da miedo; pero también denuncia, en sus artículos, las ambiciones imperiales de la joven nación, la elevación de la codicia a la categoría de derecho divino y el atroz racismo que extermina indios, humilla negros y desprecia latinos. Sigue leyendo

Los movimientos insurgentes en América

La batalla de Ayacucho, óleo de Martín Tovar y Tovar

La batalla de Ayacucho, óleo de Martín Tovar y Tovar

«Revalorar nuestro pasado y nuestra identidad nacional es conocer y amar lo que nos une desde la Tierra de Fuego hasta el Río Bravo, sin perder las múltiples identidades culturales que integran en un hermoso y complejo mosaico la Hispanoamérica de hoy, nuestro hogar común»

 
 
Artículo de Carlos Astudillo, Director del Centro de Cultura Humanística A.C. FUNDICE, publicado el 3 de septiembre de 2010 en el sitio web yoinfluyo.com

Es un vasto territorio de selvas y desiertos, junglas y bosques, ríos, pampas, pastizales y mesetas. Nueva España y el Río de la Plata, la Nueva Granada y el indómito territorio chileno, Venezuela y Perú. Desde el siglo XVI europeos y amerindios, africanos y asiáticos van aportando los elementos originales de las nuevas patrias hispanoamericanas. Aunque varían enormemente en sus perfiles locales, tienen elementos comunes que las van hermanando y asimilando a una Gran Patria Hispanoamericana, diversa y plural, pero también hogar común continental. Sigue leyendo

Un mural por la confraternidad hispanoamericana

Detalle del mural de Guayasamín, en el que aparecen Bolívar (a la izquierda) y los principales pensadores hispanoamericanistas (a la derecha).

Detalle del mural de Guayasamín, en el que aparecen Bolívar (a la izquierda) y los principales pensadores hispanoamericanistas (a la derecha).

Artículo publicado en la Revista de la Universidad de Guayaquil de Mayo de 1980, Núm. 1, dedicado al mural «A la gloria de Bolívar» en el paraninfo de la Universidad de Guayaquil, y que es obra del pintor Oswaldo Guayasamín (tomado del sitio web Ecuador, Literatura e Historia).

El 26 de Julio de 1961, día de la Confraternidad Hispanoamericana, se inauguró en el Paraninfo de la Universidad de Guayaquil, en ceremonia solemne, el Mural A LA GLORIA DE BOLIVAR, obra de Oswaldo Guayasamín.

Participaron en el acto el Rector de la Universidad, que lo era el Dr. Antonio Parra Velasco, autoridades civiles y militares, miembros del Consejo Universitario, el Dr. Rigoberto Ortiz Bermeo, a la sazón Presidente de la Sociedad Bolivariana de Guayaquil, con numerosos miembros de ella, Don Efraín Camacho Santos, Presidente del Instituto Hispano americano de Relaciones Culturales, el Dr. Manuel de J. Real, Decano de la Facultad de Filosofía y letras, Profesores y Estudiantes de la Escuela de Diplomacia y del Instituto de Estudios Hispanoamericanos de la Universidad de Guayaquil, y numeroso público.

El acto se inició con la ejecución del Himno Nacional, interpretado por el Orfeón Universitario, a siete voces, dirigido por el maestro Arijita.

Luego el Dr. Rigoberto Ortiz Bermeo, Presidente de la Sociedad Bolivariana, en brillante discurso se refirió al alto significado de la celebración del día de la Confraternidad Hispanoamericana, y exaltó el ideal unitario de los pueblos Hispanoamericanos, en recordación de la histórica entrevista de Bolívar y San Martín.

Luego hizo uso de la palabra el Rector de la Universidad, Dr. Antonio Parra Velasco, para inaugurar el Mural.

«La veneración, el afecto y la gratitud del Ecuador por Bolívar, -dijo- no se manifestó solamente por esa invitación, que tanto honra a nuestra Patria, para que viniera a terminar su gloriosa existencia entre nosotros, hecha en los negros días de la ingratitud, el olvido y el repudio, cuando su misma Venezuela, «su Patria natural» lo condenaba al exilio perpetuo, y la Nueva Granada lo cubría de oprobio, en nombre de la Libertad, sino también de muchas otras maneras».

«Una de ellas fue ese antiguo decreto Legislativo que está vigente, por el que se manda que la efigie del Libertador exorne todas las oficinas, salas y despachos públicos, como Gobernación, Intendencias, Tribunales de Justicia, Universidades, Escuelas y Colegios».

«La Universidad de Guayaquil venía cumpliendo esa sagrada obligación, pero ciertamente de una manera que no correspondía al fervor del culto bolivariano que en ella se mantiene, pues sólo una borrosa litografía del libertador ornamentaba el Paraninfo».

«Para corregir esa deficiencia, se ha sustituido aquella litografía de Bernal, por el mural que aquí vemos, pintado recientemente por encargo del Consejo Universitario, por nuestro gran artista Oswaldo Guayasamín, y que hemos querido inaugurarlo, con ocasión de la celebración de la semana del estudiante, semana dedicada al culto de Bolívar».

«Se inspira el mural en lo que es fundamental en la obra del Libertador: su lucha por la libertad, la independencia, y la unidad de los pueblos hispanoamericanos».

«No quiso en efecto, Bolívar, que nuestros pueblos diluyeran su personalidad, participando en alianzas peligrosas».

«El quiso una América Hispánica libre, unida, confederada que colaborase en pie de igualdad, con todos los pueblos del Universo, en beneficio del progreso humano, basado en la paz y en la justicia». Sigue leyendo

José de San Martín y la unidad política de América

images«Al mismo tiempo que se lograba la independencia de España, se producía la temida fragmentación, creándose incipientemente los pequeños Estados que hoy conforman la división política de la América Hispana (…) Hoy mas que nunca, en estos tiempos de globalización y pérdida de las identidades regionales, afiancemos la integridad regional y con ella la defensa de nuestra cultura, que son los pilares que nos mantendrán vivos, es decir, libres»

Palabras pronunciadas por el abogado, historiador y profesor universitario Dardo R. Ramírez Braschi en el Colegio Nacional Gral. San Martín de Corrientes como Miembro de la Junta de Historia, en el acto oficial en conmemoración del sesquicentenario de la muerte del Libertador. (17/8/2000)

La mejor manera de recordar al Libertador de América será reflexionar sobre el principal objetivo de su lucha, la de la independencia y unidad de los pueblos del continente. Hace unos momentos ya se hicieron mención de las virtudes sanmartinianas y la descripción cronológica de su ejemplar vida. Es esta oportunidad solo quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones sobre uno de los aspectos que formaron parte del más profundo pensamiento sanmartiniano: la unidad de nuestros pueblos americanos. Sigue leyendo

La mitología autoderrotista (Parte 2ª)

El siguiente texto forma parte del ensayo “La nueva visión”, del escritor e investigador hispanoamericanista Raúl Linares Ocampo, y que publicamos por entregas en nuestro sitio web.

Mapa del "Reino de la Nueva España a principios del siglo XIX", de Antonio García Cubas (1857). El inmenso territorio de Nueva España comprendía no sólo el México actual, cino gran parte de lo que hoy es Estados Unidos hasta los confines de Canadá y Alaska, así como el istmo centroamericano, las Antillas y, en Asia y el Pacífico, las islas Filipinas, Carolinas y Marianas.

«Reino de la Nueva España a principios del siglo XIX», de Antonio García Cubas (1857).

6. Conquistadores y conquistados

La sociedad propiamente indiana se inicia con la primera generación mestiza, cuyos padres son los conquistadores. Ya que éstos también forman parte de ella, valgan algunas palabras al respecto.

En general, los grandes capitanes de la Conquista quedaron en las Indias, de las que hicieron su nueva patria y donde dejaron sus huesos y su prole. El autodenigrante de hoy se considera producto de violación. Tendrá sus razones, que precisa respetar. Pero generalizar este hecho, significa cultivar un mito más, demasiado burdo como para darle lugar en la explicación del carácter eminentemente mestizo de Nuestra América.

Los participantes en la empresa de la conquista provenían de los más diversos estratos, pero los personajes preeminentes, los capitanes, representaban en buen número al hidalgo segundón. Hidalgo, quiere decir hijo de algo, y es aquel que, para elevarse sobre la plebe, tiene por distintivo el no “vivir por sus manos”, vale decir, no vivir de su trabajo; pero siendo segundón, no hereda el mayorazgo, la fortuna familiar. Estaba pues obligado a encontrar algún medio de no caer en la pobreza, en la deshonra, según la visión del hidalgo. “El desdén por el trabajo manual en la psicología española, no le viene por su concepción cristiana de la vida, sino por la fatal orientación militarista y autocrática durante los ocho siglos de guerrear con los moros”, observa Víctor Andrés Belaunde.[1] De ahí que para muchos hidalgos segundones, la Conquista fuera en cierto sentido una continuación de la Reconquista, concluída precisamente en el año del Descubrimiento. Las Indias ofrecían pues una vía que buen número de ellos eligió; los más intrépidos se enrolaron en la empresa de la conquista, cuando pudieron. Las huestes conquistadoras como hordas de delincuentes es otro de los mitos de la Leyenda Negra. Evidentemente no todos eran hidalgos segundones, o mejor dicho, éstos estaban en minoría; la mayoría de los soldados, como era de esperar, pertenecía a estratos inferiores; y además a varios países extranjeros, lo que señala en dirección de la inmigración ilegal; a estos elementos se les atribuye, en general, el grueso de las crueldades, lo que puede admitirse como muy probable, dado que la ignorancia es caldo de cultivo de la crueldad. Pero una visión realista no debe olvidar, que en todo ejército surge de modo inevitable el espíritu de cuerpo, más aun, en situaciones extremas. El soldado, de cualquier procedencia social, no podía quedar indiferente, cuando los aztecas le mostraban como sacrificaban a uno de sus compañeros hecho prisionero. La crueldad se contestaba con crueldad. Esto vale para todos los tiempos. Ni Cortés ni Pizarro personificaban al cruel por naturaleza. En el combate mataban para no ser muertos, y fuera de él podían ser extremadamente estrictos con sus subordinados, al extremo de haber hecho colgar a soldados que maltrataban o robaban a los indios. Y tampoco faltaron momentos de gran humanidad, como, por ejemplo, cuando a la muerte de un cacique aliado, Cortés llora como si se tratara de su padre y luego lleva luto. Sigue leyendo

Brasil imperialista

representación de la batalla de Tuyutí, por Cándido López (1866). La Guerra del Paraguay, promovida por Brasil, fue devastadora para el Paraguay, que perdió al 90% de su porblación masculina adulta.

Representación de la batalla de Tuyutí, por Cándido López (1866). La Guerra de la Triple Alianza, promovida y liderada por Brasil, fue devastadora para el Paraguay.

 
 
 
 
 
 
 
 
 Artículo de Domingo Alberto Rangel, publicado en julio de 2000 en IzquierdaPuntoInfo

Se perfila por fin como la fuerza dominante en la América del Sur, pero su autonomía es relativa en un orden mundial regido por Estados Unidos

Para realizar el designio de los «bandeirantes» portugueses, que anhelaron siempre convertirse en el epicentro de la América del Sur, Brasil empieza a dominar la América meridional, como lo previó Simón Bolívar


La América Portuguesa de la cual viene el Brasil se distingue en algo fundamental de la América Española, de la cual vienen los otros países que ocupan las tierras suramericanas. La América Portuguesa conservó en todos los avatares históricos su unidad política. La América Española, que ya se había desparramado en virreinatos y capitanías generales, se disgregó en varias o muchas naciones. Sigue leyendo

Estados Unidos contra la unidad de Hispanoamérica

«Pese a las coincidencias en idioma, orígenes, religión y destinos, los países hispanoamericanos carecieron durante el todo el siglo XX de un núcleo común que los ligara y diera fuerza, quedando en cierta manera escuálidos ante las pretensiones neocolonizadoras del imperialismo estadounidense (…) Los objetivos de dominación política, económica y cultural de nuestros pueblos por el gobierno de los Estados Unidos han sobrevivido hasta nuestros días, refinándose los mecanismos por los cuales estos se ejecutan (…) O nos unimos o morimos para siempre»

La República de Colombia en 1824. La "Gran Colombia" fue concebida como la primera etapa en el proceso de unificación de toda Hispanoamérica, ideado en un principio por Francisco de Miranda.

La República de Colombia en 1824. La «Gran Colombia» fue concebida como la primera etapa en el proceso de unificación de toda Hispanoamérica, ideado en un principio por Francisco de Miranda.

El siguiente texto es un fragmento del artículo titulado «El bicentenario y la historia como arma», de Elier Ramírez Cañedo, publicado en el sitio web rebelion.org el 20 de octubre de 2011.

Contra los propósitos históricos de Bolívar se levantaron las propias clases dirigentes de las distintas comunidades americanas, interesadas en conservar sus privilegios tradicionales. Como consecuencia, se desató un proceso centrípeto que llevó al fracaso de la Gran Colombia, convertida en 1830 en tres estados independientes: Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, la división de la Confederación Peruana-Boliviana (1839), y la disolución en cinco repúblicas (Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica) de las Provincias Unidas del Centro de América (1839-1848). También puede incluirse la desarticulación, entre 1813 y 1828, del antiguo Virreinato del Río de la Plata en otros cuatro países: Argentina, Bolivia, Uruguay y Paraguay, así como la división de la isla de La Española en dos pequeños estados: Haití y República Dominicana, aun cuando en este caso se trataba de dos territorios que habían pertenecido a dos potencias distintas. Sigue leyendo

La América de origen inglés contra la de origen español

Marines izando la bandera de Estados Unidos durante la ocupación militar de Veracruz el 27 de abril de 1914

Marines izando la bandera de Estados Unidos durante la ocupación militar de Veracruz de 1914

El siguiente texto es un fragmento del artículo «La América de origen inglés contra la América de origen español», obra del escritor y político Rufino Blanco Fombona, publicado en el sitio web Cruzada Sur el 29 de julio de 2010.

Un ilustre colaborador de El Liberal, don César Falcón, impugna en este periódico madrileño ciertas apreciaciones que encuentra en mi obra El conquistador español del siglo XVI, respecto a la hostilidad abierta entre la América de origen inglés y la América de origen español.

Yo creo que existe entre las dos Américas una lucha de razas, de civilizaciones, de fronteras; lucha de un país industrial y capitalista contra Estados pobres y pueblos agricultores. Estados Unidos contra Estados Desunidos. Creo que esa antipatía recíproca, que esa pugnacidad creciente entre las dos familias humanas, que parte de la posesión de aquel continente, es, por uno de sus aspectos, la lucha secular entre la gente española y la gente inglesa; entre la cultura latina y católica, por una parte, y la cultura sajona y luterana, por la otra. Sigue leyendo