José Vasconcelos y la unidad de Hispanoamérica

«Vasconcelos concibe la diferencia entre Estados Unidos y los países hispanoamericanos como una diferencia civilizatoria (…) Vasconcelos demanda la unidad de Hispanoamérica frente a la influencia norteamericana e inglesa en el subcontinente (…) Raza, religión y lengua. La trilogía de la identidad hispánica se entretejió para construir una barrera frente al «imperio nórdico». Es aquí donde Vasconcelos acuñó la frase «Por mi Raza Hablará el Espíritu»

El siguiente texto es un fragmento de la lectura originalmente titulada «José Vasconcelos», e incluida en la Maestría en Desarrollo Pedagógico de la Universidad de Oriente – UO (México). Tomado del sitio web UO Virtual.

José

José Vasconcelos (1882-1959) fue una de las personalidades más influyentes y controvertidas de la historia moderna de México, y uno de los más célebres defensores de la unidad hispanoamericana.

La secretaría de Educación Pública nace de la Universidad Nacional de la misma manera que hay que tener en cuenta que la Universidad Nacional, establecida en 1910, se fundó por el primer Secretario de Instrucción Pública que hubo en nuestro país, Justo sierra, su obra al igual que la de Vasconcelos perdura, con timbres propios luminosos, en los anales de la educación mexicana.

Cuando se inicia la Revolución Mexicana, se inicia también una Revolución Intelectual, y política. Vasconcelos va a figurar precisamente entre los partidarios de Francisco I. Madero y se puede afirmar que durante el transcurso de su vida permanecerá eminentemente dentro de los parámetros estrictamente políticos democráticos de la Revolución, aún cuando más adelante la acción de Vasconcelos como Secretario de Educación Pública sea primordialmente una acción de educación social.

La obra de José Vasconcelos se encuentra entre las principales contribuciones que inauguraron una nueva concepción de la nacionalidad mexicana. Su contribución abarcó la construcción de nuevas instituciones del régimen revolucionario.

Hasta la transformación del sistema escolar con fuertes valores nacionales e hispanoamericanos. Vasconcelos siempre vio a Estados Unidos con lentes hostiles, aunque reconocía algunos aspectos que consideraba positivos y valiosos.

Es importante tener presente que sus primeros años transcurrieron en Piedras Negras, en la frontera con Eagle Pass, Texas. Gracias a su condición familiar de clase media pudo asistir a la escuela en el lado Nortea-americano. De esta experiencia Vasconcelos obtuvo la ventaja de una educación con estándares más altos que en el lado mexicano, y un sentimiento de frustración por la falta de oportunidades educativas en México. Escasamente poblado en ese entonces, el lado mexicano de la frontera con Estados Unidos se convirtió en uno de los sitios en los que la presencia de Estados Unidos se volvió indisoluble de la experiencia mexicana. El otro lado, como se denomina en la jerga norteña al país del Norte, era una frontera que había que construir.

Como ya se ha ido mencionando en 1910, Vasconcelos se caracterizó por su oposición al positivismo y al régimen del Porfirio Díaz, impulsando una corriente crítica filosófica, política y de renovación ideológica. Con sus amigos y colaboradores Alfonso Reyes, Antonio caso y otros, trascendió el positivismo en la búsqueda de otros órdenes autónomos de la vida natural, el arte de lo humano y la región del espíritu, dando inicio a formar el Ateneo de la Juventud en 1908 a 1910.

Vasconcelos es el ideólogo, más original que hasta hoy ha habido en América Latina… y es el pensador más representativo. Igual que el «Ulises criollo» deambulaba por el mundo ostentando y predicando orgullosos el pensamiento de América, dando con ello al arte de lo humano y la región del espíritu. Es decir explicaba la evolución del universo y la reestructuración de su sustancia cósmica, en los órdenes físico, biológico y humano de México y de América.

Era una figura intelectual que se comprometió con la política, dando con ello a un hombre dialéctico y provocador, sus máximas aportaciones a este país fueron la educación, la cultura y la filosofía. El creyó firmemente en la educación como el principal instrumento liberador del pueblo; la educación libera de la ignorancia a un país, para sobresalir entre sus generaciones. Fue un promotor de educación aún con sus diferencias sociales y transmitió una mística para cumplir una cierta misión en México. Vasconcelos fue un hombre muy culto e hizo el primer análisis de una revolución educativa. Eso si diferenció el modelo anglosajón del modelo latino en el campo de la educación y esto se ve reflejado en sus obras.

La percepción de Vasconcelos sobre Estados Unidos y su relación con México fue una de las más influyentes durante el México posrevolucionario. Su narrativa sigue el curso de los eventos durante el Porfiriato, la revolución y sus consecuencias, de las que él mismo se convertiría en protagonista, primero y en víctima después, cuando perdió las elecciones presidenciales en 1929, dando con ello que los generales en el poder le impusieran el exilio.

En el trasfondo de esta experiencia, se alzó un sentido de conflicto civilizatorio. Angloamericanos y mexicanos no solamente son personas diferentes, sino civilizaciones opuestas. En una de sus obras más influyentes, Bolivarismo y Monroismo (1934), Vasconcelos concibe la diferencia entre Estados Unidos y los países hispanoamericanos como una diferencia civilizatoria. Comienza su libro afirmando:

«Llamaremos bolivarismo al ideal hispanoamericano de crear una federación con todos los pueblos de cultura española. Llamaremos monroísmo al ideal anglosajón de incorporar las veinte naciones hispánicas al Imperio nórdico, mediante la política del panamericanismo.

En su libro Bolivarismo, Vasconcelos demanda la unidad de Hispanoamérica frente a la influencia norteamericanea e inglesa en el subcontinente. Religión, geografía e identidad se ven amenazados por «El monroísmo se nos revela en ella como una serpiente que constriñe el cuerpo aletargado de Hispanoamérica» (Vasconcelos, 1934:15).

El argumento efectúa un resurgimiento del conflicto liberal-conservador, porque para Vasconcelos la historia mexicana, es la fuente de experiencia de la que, a su juicio, tenían que abrevar todos los países hispánicos, es reinterpretada desde el punto de vista de actitudes y valores pro o versus anti-Estados Unidos. Juárez aparece como un traidor a la nación como Santa-Anna; Lorenzo de Zavala es retratado como socio del «cuervo» Samuel Houston en la independencia de Texas y así sucesivamente.

Vasconcelos comenta que Alamán puso un alto a la política de Adams dirigida a controlar «América para los americanos». «Alamán creía en la raza, creía en el idioma, creía en la comunidad religiosa. En suma, Alamán daba al bolivarismo el contenido que le estaba faltando. Y sin sobresaltos liquidaba el monroísmo.»

Raza, religión y lengua. La trilogía de la identidad hispánica se entretejió para construir una barrera frente al «imperio nórdico». Es aquí donde Vasconcelos acuñó la frase «Por mi Raza Hablará el Espíritu», lema actual de la Universidad Nacional.

La raza, religión y lengua los tres fueron los motivos de los escritos de Vasconcelos a todo lo largo de su vida. Aun cuando reconocía las virtudes del trabajo, observancia de las reglas y adherencia a la gran «familia cristiana» como características positivas de Estados Unidos, consideraba que éstos constituían una amenaza a la misión y el destino de la «raza cósmica». Las ambigüedades reunidas en este concepto forzaron a Vasconcelos a buscar su significado en el pasado, donde podía encontrar los componentes de una civilización distintiva para afirmarla en el presente. México es visto por él como el sitio en el que estos componentes se mezclaron y del que emergería una gran sociedad. La condición para que esto ocurriera era resistir a la absorción del Coloso del Norte, con sus espurias logias masónicas, sus sectas protestantes y su insípida blancura.

En mayo de 1920, regresaba a México tras un destierro de 5 años. Poco después es nombrado por el presidente interino Adolfo de la Huerta, como rector de la Universidad Nacional.

Siendo rector de la Universidad Nacional (del 29 Junio de 1920 al 12 de Octubre de 1921), en el desempeño de este cargo, organizó el ministerio en tres departamentos; Escolar, de Bellas Artes y de Bibliotecas y Archivos; mejoró la Biblioteca Nacional y creo varios repositorios bibliográficos populares edito una serie de clásicos de la literatura universal. El presidente Adolfo de la Huerta, no se equivocó al nombrar Rector de la Universidad de México a Vasconcelos. Siendo al mismo tiempo miembro activo del ateneo de la juventud, en donde se reunían a leer a Platón y a Nietzsche, en la casa del Arquitecto Jesús T. Acevedo, con Antonio Caso, Pedro Enríquez Ureña, Alfonso Reyes, entre otros destacados en las letras nacionales.

Al frente de la Universidad Nacional y del ministerio de Institución Pública, Vasconcelos tenía un concepto muy claro de lo que debía ser la organización y las principales directrices de la educación nacional, se entregó con entusiasmo a perseguir dos grandes metas; el proyecto de ley, las reformas constitucionales que fundamentan el ministerio de educación pública y el proyecto del edificio que cobijara al ministerio de tal manera que a medida que la creación del Misterio de Educación se cristalizaba en leyes, y así en el decreto del edificio que hoy es la Secretaria de Educación Pública también impulsó al mismo tiempo; la educación indígena, la rural, la técnica y la urbana; creó redes de bibliotecas, misiones culturales, escuelas normales y Casas de Pueblo, que convirtió en centros educativos básicos. Fomentó la lectura, editó colecciones de libros de los autores clásicos, apoyó la obra de los primeros muralistas y construyó el Estadio Nacional como lugar de espectáculos populares.

Así con este antecedente José Vasconcelos, nombrado rector de la Universidad Nacional, el 2 de octubre de 1921 dejaba ese cargo, para pasar a ocupar el de Secretario de Educación hasta el 2 de julio de 1924. Es importante aclarar que no se puede pedir más a un hombre que lo que Vasconcelos llevó a cabo desde sus cargos educativos de la época de Obregón, cambiando radicalmente el panorama cultural, y de la educación entre las nuevas generaciones mexicanas. Gracias a que Vasconcelos estuvo y creo la Secretaria de Educación Pública, fue importante, porque, con ello movió a la inteligencia de México, a hombres, niños, y a muchos jóvenes y adultos, deseosos de aprender. Las misiones culturales, que llegaron a todos los rincones de México, eran fiestas del espíritu y el resultado de esto, era la afirmación del autentico mexicano la reconstrucción de un pensamiento propio.

La reforma Constitucional fue aprobada y promulgada el 2º de Julio de 1921. El decreto de creación de la secretaría de Educación Pública data del 29 de Septiembre del mismo año. En octubre de 1921, José Vasconcelos protestó como titular de la nueva secretaría. Había seleccionado como constructor del edificio de la nueva secretaría al arquitecto Federico Méndez Rivas, quien inició la obra el 15 de Junio de 1921, obra que fue concluida en un año.

Al triunfo de la revolución, y una vez nombrado secretario de educación pública, decide trasladar la revolución del campo de lo político al terreno de la educación, como el mismo afirmaba «El destino llevaba a un filósofo a la magna tarea de educar a un pueblo» para ello era necesario despertar la conciencia del pueblo sobre la necesidad de una cultura nacional que le fuera propia al pueblo mexicano, y cuyas bases se debían encontrar en la raza, el idioma y las tradiciones.

Empezó combatiendo el analfabetismo y continuó con las reformas a la escuela primaria, comprendió que lo más urgente era enseñar al mexicano a vivir. Sus ideas impulsaron la creación de las escuelas técnicas donde se preparaban a los obreros calificados, creó la escuela agrícola para poder producir más y mejor, dignificó el arte popular mexicano, haciéndolo volver a sus raíces. En estos tiempos de miseria filosófica y pedagógica es de aplaudirse que se hayan logrado sus publicaciones editoriales. Sus obras son sumarias editadas en 1935 me refiero (Vasconcelos, José. Obras completas (cuatro volúmenes) libreros mexicanos, México, 1957 – 1959). Y a 67 años de su publicación sigue siendo vigente, en ese entonces era prioridad la transmisión del conocimiento y se demuestra la preocupación de Vasconcelos como pedagogo. También hay que mencionar nuevamente a Justo Sierra ya que ellos dos fueron promotores de cultura en nuestro país, son figuras que resisten el paso de los años y sigue siendo válidas sus obras. Un educador es un formador y es lo que el maestro José Vasconcelos logró y dejó una buena herencia a los mexicanos ya que con sus escritos, cuentos e historias tuvo esa claridad de culturizar a como diera lugar al pueblo mexicano.

Fuentes consultadas

AGUIRRE Beltrán, Gonzalo. Teoría y Práctica de la Educación Indígena. México: SEPSETENTAS,
1973.

ARREOLA Valenzuela, José Luis (coordinador). Escuela Nueva y Pedagogía. Estudiantes de Maestría en Pedagogía. IMCED. Durango: Intensivo 2ª generación 2002 – 2004.

BLANCO, Joaquín. Se llamaba Vasconcelos. México: Fondo de Cultura Económica, 1993. 213 pp.

BONFIL, Ramón G. La revolución agraria y la educación en México. México: Consejo Nacional para la Cultura y la Artes/Instituto Nacional Indigenista, 1992. 314 pp.

CANTÓN Arjona, Valentina y Mario José Aguirre Beltrán. Revista “El Maestro” (1921-1923). México:

DURANGO, GOBIERNO DEL ESTADO. Secretaría de Educación. 80 Aniversario de las Misiones Culturales. Durango, México: SEED, 2003.

JIMENEZ Alarcón, Concepción. Rafael Ramírez y la Escuela Rural Mexicana. 2ª Edición. México: El Caballito/SEP, 1998.

LARROYO, Francisco. Historia Comparada de la Educación en México. 11ª Edición. México: Porrúa, 1977. 589 pp. Misiones culturales en 1927. México: SEP. 1928.

LEÓN Perea, Ana María. Historia de las Bibliotecas en Durango. México: CONACULTA/Dirección General de Bibliotecas, 1993. 378 pp.

LOYO Bravo, Engracia. La casa del pueblo y el maestro rural mexicano. 2ª Edición. México: El caballito, 1998. 157 pp.

REYES Rocha, José (coord.). El mundo de la docencia: José Vasconcelos, vida y obra (1882 – 1959). De los estudiantes de Maestría en Pedagogía IMCED–Central. Morelia, Mich. Generación 2000 – 2002. colección el valor de leer Nº 55 Morelia 2001. 115 pp

Bibliografía

Vasconcelos, José. Obras Completas (cuatro volúmenes) Libreros mexicanos, México, 1957,1959.

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Hernán Cortes. Creador de la nacionalidad. Editorial, Jus México 1985.

Breve historia de México. Edición Contemporánea. 1956

SOBRE VASCONCELOS:

VASCONCELOS, José. Antología de textos sobre educación, México, Sep/80, F.C.E. 1981.

VASCONCELOS. El político y el educador. Textos selectos de las jornadas vasconcelianas de 1982. Compiladores: Álvaro Matute y Martha Danis. UNAM.

Vasconcelos, José. La Raza Cósmica, Bogotá: Ed. Oveja Negra, 1986, Mario Magallón Anaya, «El ensayo Pedagógico en América Latina: El Proyecto Educativo de José Vasconcelos» en Horacio Cerutti (Ed.),

Octavio Paz, (198), Sor Juana o las trampas de la fe, México, FCE.

— (1979), El ogro filantrópico, México, Joaquín Mortiz.

— (1983), Tiempo nublado, México, Seix Barral. José Vasconcelos, (1948), La raza cósmica, México, Espasa-Calpe.

— (1934), Bolivarismo y Monroísmo, Santiago de Chile, Editorial Ercilla.

— (1983) [1936], Memorias, México, FCE, 3 Vols. Luis Villoro, (1967), El proceso ideológico de la revolución de independencia, México, UNAM.

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