Revolución de Mayo y revolución hispanoamericana

«la Revolución de Mayo es un momento de la revolución hispanoamericana (…) no es extraño que San Martín, estando en Mendoza, pida la colección de “La Gaceta”, de 1810, y se convierta no solo en el militar que dicen que fue en los colegios sino también en un político capaz de movilizar la economía de Cuyo, obtener apoyo para sacar de la nada -sin la ayuda de Buenos Aires- un ejército y tener una concepción hispanoamericana. Él era más hispanoamericano que argentino»

Entrada de San Martín a Lima, según el pintor trujillano José Alcántara de la Torre (1893-1978).

Entrada de San Martín a Lima, según el pintor trujillano José Alcántara de la Torre (1893-1978).

El siguiente texto es un fragmento de la entrevista que el periodista Telémaco Subijana realizó al ensayista e historiador revisionista Norberto Galasso, con el título siguiente: «La historia mitrista oculta que la Revolución de Mayo fue un momento de la revolución hispanoamericana». Tomado del sitio web argentino Espacio Iniciativa.

¿Cuáles fueron las ideas y proyectos que se disputaron durante la Revolución de Mayo?

En 1810 se enfrenta al viejo mundo expresado por las viejas ideas que predominaban en el núcleo de monopolistas españoles -gente de abolengo, dueños de esclavos, de escudos nobiliarios, de apellidos altisonantes y títulos de nobleza. Es decir, se enfrenta a todo ese mundo que en Europa se había acabado con la Revolución francesa a partir de ideas que proclamaban los derechos del hombre, la libertad, la igualdad y la fraternidad -con todas las limitaciones que eso va a tener después ya que eso va a ser utilizado por la burguesía francesa, se distorsiona y se convierte en privilegios de la nueva clase burguesa que asciende en Europa en el siglo XIX. En ese momento estas ideas significaban un gran progreso con respecto a las ideas predominantes, que eran sumamente oligárquicas y reaccionarias. Esas ideas revolucionarias se habían extendido en Europa, puntualmente en la Revolución Española que estalla el 2 de mayo de 1808, y los liberales españoles de aquel tiempo -que lo eran en serio, a diferencia de nuestros Alsogarays- plantean que ellos, como liberales, no podían tener colonias. Es así que en la declaración de la Junta Central de Sevilla afirman que las colonias tienen que pasar a ser provincias. Esas ideas, que tuvieron en Flórez Estrada su mayor exponente- alcanzan a Hispanoamérica y sostienen toda una corriente democrática y popular que tiene su base en la ciudad de Buenos Aires, particularmente en un grupo de abogados cuyo hombre más claro, a mi juicio, era Mariano Moreno. Y este sector, que también lideraban Belgrano y Castelli, encuentra una vinculación con los sectores populares acaudillados por French, Beruti y Donado, hombres del pueblo que trabajaban como cartero, el primero; empleado del Estado, el segundo; y tipógrafo, el tercero. Este sector, que en ese momento enarbola las banderas democráticas, cabe destacar que al principio no tiene una intención separatista sino que la idea era desplazar al Virrey por una junta popular. Incluso esto era pedido por algunas juntas de España, que en América se terminaran los Virreinatos y las autoridades fueran elegidas por el pueblo. Eso se produce en el poder ejecutivo, el Virrey es reemplazado por una junta, pero inicialmente no se toca al poder judicial ni tampoco al Cabildo chico -cosa que recién ocurre cuando estas instituciones empiezan a conspirar y los cabildantes son desterrados al igual que los hombres de la audiencia. Es así como la revolución trata de extenderse y, en este sentido, consideramos que la Revolución de Mayo es un momento de la revolución hispanoamericana, tal como lo afirmaba Juan Bautista Alberdi. En toda Latinoamérica se producen movimientos de pequeñas burguesías revolucionarias influidas por la lectura de los enciclopedistas franceses -como d´Alembert o Rousseau- y de algunas figuras españolas. Entonces, el enfrentamiento se da entre los democráticos y los monárquicos absolutistas. Hubo un triunfo inicial de los democráticos pero no dura mucho: al año algunos están muertos, como Moreno y Alberti; otros desterrados, como Rodríguez Peña, Vieytes, French y Beruti; y porque surge un enfrentamiento con un sector que no es exactamente el de los monopolistas pero es muy conservador, el saavedrismo. El saavedrismo fue un grupo usado por una burguesía comercial en ascenso, con gran influencia inglesa, que buscaba convertir a la Revoluciónde Mayo en un movimiento dirigido a usufructuar el libre comercio y la relación con los ingleses. Eso se da en 1811, en el Primer Triunvirato, y luego el proceso se hace independentista, en 1814, cuando en España se reestablece el absolutismo. Fernando VII traiciona todo lo prometido y se hace necesario romper. Es ahí que deviene el separatismo y la política independentista. Esto confunde a los chicos en las escuelas porque parece que la patria nació 2 veces. Y la patria, como independiente, empieza a nacer en 1814, cuando empiezan a reclamar el Congreso de Tucumán, y se materializa el 9 de julio de 1816, con el antecedente de la Revolución del 25 Mayo de 1810 -que fue una revolución importante, democrática y popular, pero no independentista.

Finalmente, ¿cómo fue el proceso que desencadena la declaración de la independencia en 1816? ¿Qué correlación de fuerzas expresaron los gobiernos que la sucedieron?

En 1816 la burguesía es una burguesía comercial anglo-criolla muy fortalecida y para 1820 controla todo el sector comercial y financiero de la ciudad. En ese contexto, los sectores monopolistas derrotados, las familias de apellidos distinguidos -para aquel tiempo los Martínez de Hoz, los Basualdo, los Quintana-, se van adecuando a la burguesía comercial para conformar, después, en algunos casos, grupos extranjeros importantes o directamente vincularse a la burguesía comercial. Ante esta situación, los pueblos van a reaccionar a través de caudillos -inicialmente los caudillos del litoral. El más importante fue Artigas -declarado dos veces traidor por la gente de Buenos Aires-, que contaba con una base popular muy importante de pueblos originarios y esclavos libertos que jugaron un papel destacado.

Por su parte, el morenismo empieza a decaer luego de la muerte de su líder. La Asamblea del Año XIII es el programa dela Revoluciónde Mayo, participaron los morenistas, pero la cuestión es que a esa altura querían hacer la revolución desde arriba -para el pueblo y no con el pueblo. En ese momento hay una especie de desplazamiento iluminista de parte de estos hombres que estaban expresados por Carlos María de Alvear. Cabe aclarar que Alvear no era la oligarquía sino parte de una burguesía pretendidamente ilustrada que es derrotada por los hombres del golpe de 1815. Y el último resplandor del morenismo resurge con Monteagudo, con la Sociedad Patriótica. Por eso no es extraño que San Martín, estando en Mendoza, pida la colección de “La Gaceta”, de 1810, y se convierta no solo en el militar que dicen que fue en los colegios sino también en un político capaz de movilizar la economía de Cuyo, obtener apoyo para sacar de la nada -sin la ayuda Buenos Aires- un ejército y tener una concepción hispanoamericana. Él era más hispanoamericano que argentino: a los 6 años lo habían llevado a España, había vuelto a los 32 y tenía una visión de lo que el llama “el evangelio de los derechos del hombre”. Fue un hijo de la Revolución francesa igual que Bolívar, con lo que esto implicaba en la construcción del Estado nacional: terminar con el feudalismo, con los ducados, con la inquisición, el reconocimiento por lo menos nominal del derecho de expresar las ideas. En definitiva, considero que hay un curso que es el de Moreno, Artigas, San Martín, y es el curso de la revolución.

Ese mundo se da conjuntamente con el proceso por el cual el librecambio de Buenos Aires va carcomiendo las estructuras de las economías provinciales. En ese contexto, van surgiendo, a partir de 1820, los caudillos. En algunos casos son estancieros -o de familias de estancieros-, como Facundo Quiroga; en otros casos son hombres del ejército, como Juan Bautista Bustos; en otros casos son hombres de importante desarrollo cultural, como Alejandro Heredia. Y este fenómeno de los caudillos va, a través del tiempo, conformando dos países. Del otro lado se encontraba el país del centralismo porteño, que es el producto de la deformación o tergiversación de la Revolución de Mayo y está expresado sustancialmente por Bernardino Rivadavia.

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