La identidad mutilada [fragmento]

la identidad mutilada«Su gran marco de referencia era una Hispanoamérica (o Indoamérica) de la que se sentían parte (…) una historia y un legado común, así como las vicisitudes y adversidades (…) habían coagulado en una perspectiva continental (…) «la solución» estaba en la unión y por ello había que llegar a ser «los Estados Unidos de la América del Sur»

El siguiente texto está extraído del libro «La identidad mutilada: García Monge y el Repertorio americano 1920-1930», escrito por Manuel Solís Avendaño y Alfonso González Ortega, y publicado por la Editorial de la Universidad de Costa Rica en 1998.

La ilusión de la unidad hispanoamericana

En los años veintes, los sueños unitarios se alimentaban de lo que con certeza puede llamarse una conciencia hispanoamericanista. Los intelectuales latinoamericanos, independientemente de sus credos particulares, muestran tener un conocimiento sorprendente de lo que acontecía en cada país y de los debates y polémicas que tenían lugar en cada esquina del subcontinente. Personajes como Haya de la Torre, José Vasconcelos, Manuel Ugarte o Gabriela Mistral, se movilizan de un país a otro, sintiéndose siempre en casa, dispuestos a opinar, sugerir e incluso intervenir en los asuntos locales. Su gran marco de referencia era una Hispanoamérica (o Indoamérica) de la que se sentían parte. Igualmente, las alianzas y rencillas trascendían las fronteras nacionales y producían las situaciones más inverosímiles. Haya funda el APRA en México, donde se movilizaba en el círculo de Vasconcelos como lo había hecho antes el dominicano Pedro Henríquez Ureña y lo hará después Gabriela Mistral. Hemos visto que la muerte de Elmore (en Perú) ocurre en el marco de los enfrentamientos entre partidarios del mexicano Vasconcelos y el argentino Lugones. Las polémicas estaban tan internacionalizadas como la amistad. Sin que sorprenda a nadie, encontramos que el arielista hondureño Rafael Heliodoro del Valle, cuenta sobre los diálogos entre Lugones y Vasconcelos en México, antes del conflicto, diálogos de los que él fue testigo, en su condición de amigo de ambos.

A la luz de esta singular cotidianidad de los vínculos, por encima de las fronteras se puede entender mejor la internacionalidad de García Monge y del Repertorio. Siempre en pequeño, la muerte del salvadoreño Marcelino García Flamenco a manos del ejército tinoquista o las lúcidad observaciones que sobre el significado de los Tinoco hace el maestro argentino Julio del Barco, uno de los participantes en los motines que culminaron con el incendio de la Información, son muestras de lo mismo. Si el Repertorio cristaliza como una gran «central telefónica continental» que unía a los países hispanoamericanos entre sí, esto era sólo posible porque existía un tejido de vínculos entre los intelectuales de estos países, lazos que se reflejaron en el semanario  y que fueron potenciados por él. Tal cosa no sólo es notable por las dificultades do comunicación que existían en la época, sino, también, por el hecho de que estos vínculos «hacia adentro» contradecían las tendencias que estimulaban las economías latinoamericanas, «volcadas hacia afuera» y vonculadas crecientemente con Europa y los Estados Unidos. Sin embargo, una historia y un legado común, así como las vicisitudes y adversidades (dictaduras, exilios, agresiones externas) habían coagulado en una perspectiva continental que estaba entonces presente. Pensemos, a título de ejemplo, en las expectativas generadas por la convocatoria el Congreso de Intelectuales Hispanoamericanos, hecha por Elmore, o en las notas que con título como, ««Pienso en Chile», «Pienso en el Perú», «En Colombia pienso», escribe García Monge. Todo esto habla de un trenzado vinculante que nos dice que, pese a todo, la experiencia del enclave económico no se había generalizado. Así entendemos el que Alfredo Palacios asuma la defensa de Costa Rica en Argentina o que Vasconcelos se enfrente con la dictadura de Leguía en Perú. Y no obstante, este sentimiento continental escondía importantes diferencias. Estas también se recogen en el Repertorio.

La relación entre el Repertorio y y el proyecto unitario hispanoamericano ha sido reiteradamente subrayada. En su célebre discurso ante el Monumento Nacional de 1921, García Monge decía:

«Ayer los cinco pueblos de Centroamérica, mañana todos los del continente hispano; porque vamos hacia la América una, según la trayectoria espiritual que los homagnos y videntes de estas patrias nos han descrito y que sólo cierta ceguera nos impide verla»

Este anhelo es un hilo rojo que atraviesa el Repertorio a lo largo de los años. Como lo repetirá constantemente García Monge, «la solución» estaba en la unión y por ello había que llegar a ser «los Estados Unidos de la América del Sur». En su forma de entender la unidad latinoamericana, esta era la precondición de un paso mayor, a saber, lograr una correlación adecuada entre los pueblos de América: «el anglosajón y el americo-hispánico». Se trataba entonces de un planteamiento cuyo objetivo estratégico era una síntesis de las dos Américas, sobre la base de un encuentro del espíritu que habitaba los dos «pueblos». la polarización estaba implícita, pero también la voluntad de trascenderla.

Una meta tan ambiciosa implicaba en un sentido una gran apertura a todos los que de alguna manera parecían coincidir con ella o con tramos de ella. También suponía una apertura a posiciones que no eran coincidentes, entre las cuales había ambigüedades y matices, así como importantes contradicciones. Estas van a estar presentes desde los primeros números del Repertorio, pero, por las razones que hemos visto en el capítulo anterior, no van a ser tematizadas por García Monge. La forma en que él entiende su misión se lo impide.

Si con estas consideraciones miramos el Repertorio, podemos notar que ya desde su primera década sus colaboradores se pueden agrupar tentativamente en dos grandes bloques, sin que exista necesariamente plena coincidencia entre quienes se colocan en un mismo grupo. De un lado están aquellos que con argumentos y énfasis defienden la unidad hispanoamericana; del otro quienes apuestan al panamericanismo, incluyendo de esta manera a los Estados Unidos.

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