Los secretos que oculta el Tratado de Itaipú

«La línea de separación de territorios con Portugal (el Imperio del Brasil) dio por legítimos los límites antes citados, entre los dos imperios, antes de darse los procesos emancipadores a partir de 1811. Todo quedó modificado, por la fuerza de ocupación, después de la Guerra del 1870 (…) La soberanía del Paraguay sobre los Saltos ya no interesa (…) El gran consumidor seguirá siendo el Brasil, y Paraguay, sin una gestión y política de Estado serias, seguirá reclamando, indignamente, su condición de perdedor»

Mapa de la Cuenca del Plata

Mapa de la Cuenca del Plata, una de las mayores cuencas hidrográficas del mundo, donde se encuentra la represa hidroeléctrica de Itaipú. El Paraguay se halla íntegramente dentro de esta importante región, pero en cambio es Brasil quien controla sus recursos.

Artículo publicado por el abogado y economista Ricardo Franco Lanceta en el periódico digital paraguayo ABC el 12 de febrero de 2012. El artículo forma parte de una serie publicada por el mismo autor en dicho periódico.

Ubiquemos históricamente este problema, que sigue vigente hasta nuestros días en cuanto afecta el Paraguay. Resumamos para una mejor información:

Las diferencias sobre pretensiones territoriales de España y Portugal, a falta de otros arbitrios, se sometían a la competencia que ambos reinos católicos asignaban a las bulas papales. Así, el 24 de enero de 1506, por bula del papa Julio II se aprobaba el Tratado de Tordesillas (localidad donde se negoció), en virtud del cual se establecían los límites entre los dominios en América Meridional. Sector Río de la Plata, de los reinos de Portugal y España, abiertamente beneficioso para Portugal, que igualmente no respetó esa línea y siguió avasallando territorios españoles. Y, para frenar estas invasiones de los bandeirantes (piratas de tierras) y ponerle un límite, a iniciativa de España, se firma con Portugal el Tratado de San Ildefonso, año 1777, que establece nuevos límites en territorios que eran de legítimo interés, por posición y por derecho, para la ex provincia española del Paraguay. Antes, en el año 1713, por el Tratado de Utrech, España es obligada a entregar a Portugal la Colonia de Sacramento, importante territorio en el Río de la Plata y centro de impunidad para el contrabando holandés e inglés, unidos a la Casa de los Braganzas de Portugal, una constante en la alianza de Portugal con el imperio inglés. De cualquier manera, en ningún momento se tocaron los derechos del Paraguay sobre los Saltos del Guairá, principal accidente geográfico del sector.

Cómo eran nuestros límites con el Imperio del Brasil hasta 1872

En el sector sud este de los territorios del Paraguay con el Brasil los límites eran de la siguiente manera: al oeste la línea de Tordesillas hasta el río San Antonio en su naciente, que desemboca en el río Yguazú, pero no es el río Yguazú, la cordillera del Mbaracayú y su proyección el río Paraná en la zona de los Saltos del Guairá, que por su uso (utis possidetis) y por derecho (tratados entre los imperios de España y Portugal) pertenecían al Paraguay. Y, por el norte y este, la línea de límites con el Brasil era el río Blanco y el Este de las Sierras del Amambay y Mbaracayú. No existían sobre estos sectores ninguna forma de posesión pacífica, ni oposición de terceros. Félix de Azara, especializado en límites, determinó que todo el sector de los Saltos pertenece a la Provincia Española del Paraguay. La línea de separación de territorios con Portugal (el Imperio del Brasil) dio por legítimos los límites antes citados, entre los dos imperios, antes de darse los procesos emancipadores a partir de 1811. Todo quedó modificado, por la fuerza de ocupación, después de la Guerra del 1870. Tal lo iremos demostrando.

El tratado del 9 de enero de 1872.

¿Cómo se consuma una usurpación?

Los límites históricos y de derecho establecían nuestra separación del Brasil, al norte el río Blanco y el noreste, pasando las sierras del Amambay y Mbaracayú. Por el sureste, también más al oriente de los Saltos del Guairá. Que no fuesen así, fueron suposiciones sin sustento, ni de derecho ni de ocupación del imperio del Brasil, que siempre ignoró los Saltos; así consta, también, en el texto del tratado del 9 de enero de 1872, impuesto por el imperio al Paraguay, no fue otra cosa que una réplica del contenido del Art. XVI del «Tratado de la Triple Alianza» del 1 de mayo de 1865. Entre 1872 y 1874 comienza a trabajar, conforme el Protocolo de Instrucciones para la demarcación y caracterización, la Comisión Mixta demarcadora de Límites. Luego, innecesariamente, Brasil propone y se firma con Paraguay, el 21 de mayo de 1927, un Tratado de Límites Complementarios, que nada pone ni quita a lo ya negociado y se avanza en la colocación de hitos, y se agrega otro instrumento burocrático denominado Protocolo de Instrucciones de Demarcación y Caracterización de Fronteras, de fecha 9 de mayo de 1930, cuando la Comisión Mixta ya había colocado e inaugurado 845 hitos desde el río Apa, de los cuales 341 correspondían a la línea de las cumbres más altas del Mbaracayú.

Una parte de la frontera sin límites

Faltaba caracterizar nuestra frontera al este de los Saltos del Guairá, en su tramo de 20 kilómetros, que podemos definir como estratégicos para la soberanía del Paraguay sobre los Saltos del Guairá. Aquí ya no se avanza. La Comisión Mixta, conforme a las proyecciones del último mojón sobre el Mbaracayú, en línea recta, dejaba geográficamente definida la cuestión del accidente geográfico de las caídas. Eran parte del territorio nacional, pero la Comisión, lado brasileño, se negó a firmar estas conclusiones y dejó para su consideración de la 21ª Conferencia de Límites, conferencia que no se realizó nunca, hasta hoy. La conclusión unilateral brasileña establecía que los accidentes de los Saltos hacían innecesario seguir demarcando la frontera y que los mismos hacían de límites naturales. Extraña conclusión, al mejor estilo de los usurpadores bandeirantes. Paraguay protesta, pero todo queda neutralizado con la propuesta del Brasil contenida en el Acta de Foz de Yguazú, firmada los días 21 y 22 de junio de 1966. Para qué seguir amojonando los límites si ahora el problema y la solución estaban en explotar la generación de energía hidroeléctrica y su distribución por partes iguales a los países condóminos. Para Brasil, borrón y cuenta nueva. La soberanía del Paraguay sobre los Saltos ya no interesa, pero tampoco interesa, por lo que la experiencia enseña, nuestra Soberanía para administrar el 50% de la energía producida. El gran consumidor seguirá siendo el Brasil, y Paraguay, sin una gestión y política de Estado serias, seguirá reclamando, indignamente, su condición de perdedor. Todo se consumó con el Tratado de Itaipú, firmado y aprobado por leyes de los Congresos de Paraguay y Brasil, de fecha 26 de abril de 1973 en Brasilia.

Falta capacidad negociadora

En esta síntesis se resume una larga cuestión de límites y de soberanía, lamentablemente protagonizada también por paraguayos. Los problemas con los países vecinos existen siempre, más allá de que firmemos tratados de límites o de integración. De nada vale eso sin una política de Estado, con capacidad negociadora que hasta hoy no nos ha caracterizado, sin que esto implique desconocer el mérito y la seriedad de muchos estudiosos, historiadores y especialistas que tratan de poner claridad en el análisis y en una estrategia de soluciones posibles.

Problemas e incógnitas de Itaipú

Itaipú tiene tres problemas fundamentales: a) financiero; b) económico; y c) de aplicación equitativa del tratado. Y uno escondido: ¿después del 2023 quién será el titular de la represa si hasta hoy no tenemos el condominio propietario de la planta hidroeléctrica? Cuestiones delicadas, sin dudas.

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