El nacionalismo hispanoamericano en Andrés Bello

«El humanista venezolano comprendía muy bien todo lo que hace el conocimiento y la emotividad sobre la realidad nacional para el fortalecimiento de la conciencia de una patria hispanoamericana (…) Bello tenía plena conciencia de la importancia del idioma como elemento aglutinante y conformador de la nación hispanoamericana»

El siguiente texto es un extracto del artículo titulado «El Maestro Don Andrés Bello. Sus ideas sobre el nacionalismo cultural de Hispanoamérica y la educación», obra de Javier Ocampo López, Profesor titular de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.

Monumento a Andrés Bello, frenta a la Casa Central de la Universidad de Santiago de Chile.

Monumento a Andrés Bello, frenta a la Casa Central de la Universidad de Santiago de Chile.

LA ORIGINALIDAD DE LA CULTURA HISPANOAMERICANA

A través de sus escritos, el Maestro Don Andrés Bello defendió con pasión cultural la idea de la cultura hispanoamericana. HISPANOAMÉRICA es considerada como la unidad de los pueblos descendientes de los españoles que colonizaron esta área del continente americano. Hispania es una denominación latina que dieron los romanos a la península en donde se ubicaban los españoles y portugueses, convertida en provincia del Imperio Romano; inicialmente fue dividida en Hispania Citerior e Hispania Ulterior. Como en dicha península se ubicaron los españoles, aparece una tendencia a denominar Hispanoamérica a los pueblos colonizados por España; asimismo, Iberoamérica a los pueblos colonizados por España y Portugal.

El hispanoamericanismo del siglo XIX que defendió en sus escritos Don Andrés Bello se proyectó en un grupo ideológico-cultural cuya mayor preocupación fue la «hispanidad», entendida como aquella fuerza espiritual que defiende la cultura de un conjunto de pueblos, integrados por España, las naciones americanas de habla hispana y las Filipinas.

Los hispanistas conforman un grupo ideológico-cultural cuya mayor preocupación es la búsqueda de la autenticidad de los orígenes americanos y la línea de integración, en el contacto entre la cultura española y las culturas indígenas. Según esta corriente del pensamiento, HISPANOAMÉRICA nace con el contacto de culturas realizado con el empuje ibérico en el siglo XVI de la conquista y la colonización. Hispanoamérica está profundamente relacionada con la historia de la civilización occidental cristiana, con hondas raíces en las civilizaciones griega y romana. Hispanoamérica tiene una unidad que identifica a todos los países; y es ese precisamente «el espíritu hispanoamericano», que integra a los pueblos que conformaron a América antes española.

Don Andrés Bello señaló en sus escritos los aportes invaluables de la cultura española y en general de la civilización occidental cristiana en el desarrollo y evolución de la cultura hispanoamericana. Sin embargo, el Maestro insistió sobre la necesidad de conocer la propia historia y cultura de los países hispanoamericanos y analizarlas alrededor de su propia realidad. En un estudio sobre la obra de Jacinto Chacón, publicado con el título «Modo de escribirla Historia», habló sobre la necesidad de beber la esencia de nuestra propia realidad en las fuentes auténticas del pensamiento americano. Dirigiéndose a la juventud chilena, Bello expresó así la siguiente idea:

«¡Jóvenes chilenos!, aprended a juzgar por vosotros mismos; aspirad a la independencia del pensamiento. Bebed en las fuentes: a lo menos en los raudales más cercanos a ellas».

El análisis de lo propio y la búsqueda de la realidad a través de las fuentes primarias llevaron a Don Andrés Bello a reflexionar sobre la importancia de la investigación auténtica y del pensamiento propio. Cuando quiso recomendar el mejor método para comprender la historia, reflexionó sobre la necesidad de llegar directamente a las fuentes primarias. Así el Maestro Bello recomendó como método de estudio, lo siguiente:

«¿Queréis, por ejemplo, saber qué cosa fue el descubrimiento y conquista de América? Leed el diario de Colón, las cartas de Pedro de Valdivia, las de Hernán Cortés. Bernal Díaz os dirá mucha más que Solís y que Robertson. Interrogad a cada civilización en qué obras; pedid a cada historiador sus garantías. Esta es la primera filosofía que debemos aprender de la Europa».

La búsqueda de la originalidad de América se presenta también como una preocupación constante de Don Andrés Bello. En sus críticas a Chacón, quien recomendó «el método ad probandum», el Maestro Bello reflexionó sobre el pensamiento propio de los hispanoamericanos en relación con Europa. Así expresó:

«Nuestra civilización está también juzgada por sus obras; y si se le ve copiar servilmente a la europea aún en lo que ésta no tiene de aplicable, ¿cuál será el juicio que formará un Michelet, un Guizot? Dirán: la América no ha sacudido aún sus cadenas; se arrastra sobre nuestras huellas con los ojos vendados; no respira en sus obras un pensamiento propio, nada original, nada característico; remeda las formas de nuestra filosofía, y no se apropia de su espíritu. Su civilización es una planta exótica que no ha chupado todavía sus jugos a la tierra que la sostiene.

El Maestro Don Andrés Bello siempre pensó en HISPANOAMÉRICA. Consideró que las mejores armas para defender a nuestra América y construir el futuro de las nuevas generaciones, debe ser la educación y la imprenta. Siempre escribió con palabras de Maestro y en forma muy didáctica para sus hermanos los hispanoamericanos. En sus escritos se distinguió por la profundidad en el pensamiento, su análisis crítico, su serenidad, honradez, precisión, amor a las realidades y odio a lo abstracto; por su sencillez, la claridad en la expresión y preocupación por la síntesis.

El americanismo del Maestro Bello se manifiesta en sus descripciones sobre el paisaje patrio; ensalzó la naturaleza americana y la describió con gran emoción americanista. Su objetivo fue hacer amar la patria a los hispanoamericanos y enseñar a valorar sus pródigos recursos naturales y las bellezas de su paisaje. El humanista venezolano comprendía muy bien todo lo que hace el conocimiento y la emotividad sobre la realidad nacional para el fortalecimiento de la conciencia de una patria hispanoamericana.

El Maestro Andrés Bello habló sobre todo lo que significa la idea de Patria como fuerza espiritual, como raíz de nobles anhelos y como síntesis en donde se funden los sentimientos. Desde Londres y luego desde Chile, habló con vehemencia sobre la importancia de la unidad hispanoamericana alrededor de la Patria.

Las bellezas del paisaje americano y las grandes riquezas de sus recursos, las plasmó Don Andrés Bello en su Silva «A la agricultura de la zona tórrida», en la cual exaltó los valores más profundos de la naturaleza americana y el aporte del trabajo creador para el fortalecimiento de la Libertad. En esta poesía expresó la siguiente idea americanista:

«Oh jóvenes naciones, que ceñida alzáis sobre el atónito occidente de tempranos laureles la cabeza! Honrad el campo, honrad la simple vida del labrador, y su frugal llaneza. Así tendrán en vos perpetuamente la libertad morada y freno la ambición y la ley templo

En su «Alocución a la poesía» hay una invitación a ésta para que florezca en América como fruto de perfecta aroma espiritual; así expresa:

«Divina poesía tú de la soledad habitadora a consultar tus cantos enseñada con el silencio de la selva umbría, tu a quien la verde gruta fue morada, y el eco de los montes compañía: tiempo es que dejes ya la culta Europa, que tu nativa rustiquez desama y dirijas el vuelo a donde te abre el mundo de Colón su grande escena

El gran bellista venezolano Rafael Caldera, señala que el americanismo de Don Andrés Bello adquirió plena conciencia desde Londres, cuando su idea de patria se ensancha con la lejanía. Ese mundo nuevo americano necesitaba unidad y magisterio; era un mundo nuevo, necesitado de una fisonomía. Por ello, una «Biblioteca americana» y un «Repertorio Americano», revistas que redactó en Londres para el mundo y en especial para los hispanoamericanos.

En Londres escribió sus bellas poesías «A la agricultura de la zona tórrida» y «Alocución a la poesía»; allí publicó también sus estudios sobre el derecho internacional hispanoamericano.

El patriotismo hispanoamericano del Maestro Andrés Bello se manifestó en todas sus actuaciones, tanto intelectuales como diplomáticas. Sirvió a Venezuela, a Chile y a Colombia en diversas misiones diplomáticas; su gramática y su derecho internacional fueron realizados en función de su utilidad para los hispanoamericanos. Este patriotismo continental se manifestó en su entusiasmo cuando en 1844 se proyectaba la realización de un congreso americano para discutir y aprobar en común las bases de una «Confederación de Hispanoamérica», aunque dejando a salvo la independencia política y el gobierno autónomo de cada nación. Así habló en 1844 sobre la integración de Hispanoamérica:

«Las varias secciones de la América han estado hasta ahora separadas entre sí; sus intereses comunes las convidan a asociarse; y nada de lo que pueda contribuir a este gran fin desmerece la consideración de los gobiernos, de los hombres de estado y de los amigos de la humanidad. ¿Qué relaciones de fraternidad más estrechas pueden concebirse que las que liguen a los nuevos Estados americanos entre sí? ¿Cuándo ha existido en el mundo un conjunto de naciones que formasen más verdaderamente una familia?.

En una época de impaciencia revolucionaria, el Maestro Don Andrés Bello representa el liderato revolucionario de la cultura. Para el sabio venezolano la imprenta es el instrumento por excelencia de la libertad; y la educación, la máxima empresa del Estado para la formación del futuro de la patria.

Contra los escritores y científicos que hablaron de la inferioridad de América en relación con Europa y sobre el servilismo excesivo a la ciencia de la civilización europea, Don Andrés Bello insistió en la necesidad de la independencia del pensamiento hispanoamericano. Sin renegar de la secular tradición que nos liga a la cultura occidental, Don Andrés Bello planteó la necesidad de fortalecer una ciencia americana, una historia americana, una poesía americana y en síntesis «una cultura hispanoamericana». De otra manera, dice el Maestro.

«… no harán las repúblicas americanas, en el progreso general de las ciencias, más papel, no tendrán más parte en la mancomunidad de los trabajos del entendimiento humano, que las tribus africanas o las islas de Oceanía. Debemos aprender, si, las lecciones de la ciencia europea, más no para repetirlas servilmente, sino para discutirlas, ilustrarlas con aplicaciones locales y darles «una estampa de nacionalidad». No «remedar sus formas», sino «apropiarnos su espíritu».

Opina Don Andrés Bello que cada pueblo tiende a reflejarse en una literatura propia y a estampar en ella sus formas. Considera que la cultura no debe convertirse en planta exótica en América, sino que esta cultura debe chupar los jugos a la tierra que la sostiene. He allí la originalidad y la autenticidad cultural que Bello proclamó, como una culminación de la independencia integral de América.

La emancipación cultural de Hispanoamérica la entendió Don Andrés Bello como un resultado de la integración cultural a nivel continental, y no desde el punto de vista del nacionalismo regionalista. Uno de sus esfuerzos de integración cultural, lo encontramos en su preocupación por la unidad del idioma castellano. Bello tenía plena conciencia de la importancia del idioma como elemento aglutinante y conformador de la nación hispanoamericana. Luchó contra el anarquismo idiomático de los nacionalismos regionalistas que fomentan el resquebrajamiento de la unidad espiritual de estos países. Sin embargo, consideró que el idioma no es algo quieto y pétreo, sirio que cada día más se enriquece y evoluciona y que es el pueblo el que lo conforma constantemente mediante su uso histórico. Atendiendo a esos conceptos claros, Bello se dio a la tarea de reglamentar por medio de una gramática ese lenguaje castellano que en Hispanoamérica evoluciona y se enriquece cada día, y que en esencia presenta un fin social.

El ideario del Maestro Don Andrés Bello en sus escritos filológicos, gramaticales, filosóficos, educativos, internacionalistas, literarios y periodísticos, nos señala su preocupación por delinear un nacionalismo cultural, el cual tiene en cuenta una tendencia a afirmar la identidad de Hispanoamérica y a buscar la originalidad y autenticidad de su cultura frente a la cultura universal. Es el mensaje positivo del Maestro y Libertador intelectual de Hispanoamérica a las nuevas generaciones; y la respuesta a quienes desde Europa plantearon la inferioridad del Nuevo Continente y su evolución como un apéndice más de la cultura y la historia de Europa en su proceso de difusión universal.

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