«toda la América de habla española, desde el río Bravo hasta el cabo de Hornos, es una unidad cultural, humana, lingüística e histórica a la que el imperialismo anglosajón consiguió romper en pedazos (…) no habrá futuro verdaderamente próspero hasta que no seamos dueños de nuestro destino verdadero, alcanzando la forma política que debimos haber tenido desde un principio: un Estado hispanoamericano independiente, unificado y soberano (…) las principales causas de nuestra desunión (…) están basadas en mitos y falsedades y, por tanto, urge emprender una gran labor educativa que demuestre a los hispanoamericanos que, al contrario de lo que muchos piensan, no hay motivo para seguir persistiendo en actitudes acomplejadas y/o enfrentadas, sino que, por el contrario, hay mucho de lo que estar orgullosos»
Artículo de José Ramón Bravo publicado en el sitio web UCV Satelital (16 de mayo de 2013).

Dieciocho repúblicas y una sola Nación: Hispanoamérica. Este es el resultado de 200 años de división.
Conociendo la historia de los últimos siglos, llama notoriamente la atención, cuando miramos a un mapa político actual del continente americano, el hecho de que Estados Unidos, Canadá y Brasil ocupen un territorio tan desmesurado, mientras que la América de habla española está fragmentada en unidades considerablemente menores, que en algunos casos bien podrían ser llamados “mini-países”: piénsese, por ejemplo, en el exiguo territorio de los Estados del istmo centroamericano o en la escasa densidad de población de otros como Bolivia, Perú o todos los del cono Sur en general. La única república hispanoamericana que posee tanto un territorio respetable en tamaño y a la vez una considerable población es México, pero este país sufrió una enorme amputación tras una guerra de agresión emprendida contra él por Estados Unidos en 1847, que arrebató a México más de la mitad de su territorio, con lo que, a pesar de todo, sigue apareciendo como relativamente “pequeño” si se lo compara con los gigantes estadounidense o brasileño.
¿Ha sido esto siempre así? ¿Era inevitable esta situación de extrema fragmentación y debilidad de Hispanoamérica? Sigue leyendo







