Lo que celebramos el 12 de octubre

«hoy en día ya todos lo tenemos suficientemente claro: no somos indios, negros ni blancos. Somos hispanoamericanos (…) entre los siglos XVI y XVII los territorios de la América hispana fueron testigo de un impulso civilizatorio inédito en la historia. En ningún otro período de la humanidad se fundaron tantas ciudades ni se organizaron tantas instituciones públicas (…) ninguna otra época de nuestra historia ha contribuido de una manera tan definitiva a decidir lo que hoy somos los hispanoamericanos (…) el 12 de octubre «celebramos lo que nos une». No lo que nos separa ni lo que nos confronta».

La Plaza Mayor de México en el siglo XVIII, momento de mayor esplendor cultural de Nueva España. Óleo de Antonio Prado (hacia 1769). Museo Nacional de Historia (Ciudad de México).

La Plaza Mayor de México en el siglo XVIII, época de mayor esplendor cultural de Nueva España. Óleo anónimo (hacia 1769). Museo Nacional de Historia ubicado en el castillo de Chapultepec (Ciudad de México).

Artículo del escritor y filólogo Mariano Nava Contreras publicado en el periódico digital venezolano El Universal (Caracas, 18 de octubre de 2013).

Resultó interesante escuchar las declaraciones de uno y otro lado del océano con motivo del Día de la Hispanidad. Por aquí se gritaron de nuevo las consabidas consignas indigenistas, todas muy reivindicadoras y justicieras, recordando el «holocausto indígena» y demás desmanes perpetrados por los españoles. La verdad es que hemos tenido más de doscientos años para reparar la situación de nuestros indígenas, pero al ver las condiciones de vida que en general siguen teniendo, no queda más remedio que pensar que tales consignas no son más que hipocresía y retórica vacía en el peor de los sentidos. Más bien todo indica que se trata de la misma trillada estrategia de manipulación de los sentimientos de la que tanto hablaba Aristóteles en su Retórica, y cuyo abuso por parte de los asesores políticos del gobierno es norma ya conocida y aburrida.

En realidad, para hablar con propiedad acerca de lo que ocurrió a partir del 12 de octubre de 1492, sobre todo cuando hay mucha gente pendiente de lo que sale de tu micrófono, hay que tener bastante seriedad y también un poco de cultura. Sobre todo hay que tener mucho cuidado con la ignorancia de juzgar y ponderar los hechos de los antiguos a través de nuestros conceptos modernos, aplicando nuestra sensibilidad, vicio que los historiadores llaman «anacronismo». A pesar de los innegables y contundentes argumentos que esgrimen los defensores de la llamada leyenda negra aquí y allá, la fecha es motivo para celebrar lo que hoy somos, que formamos parte de una de las culturas más vigorosas del planeta, que compartimos una de las lenguas más habladas del mundo, pues en español también nos comunicamos con nuestros hermanos cubanos o nicaragüenses, por ejemplo. Creo que hoy en día ya todos lo tenemos suficientemente claro: no somos indios, negros ni blancos. Somos hispanoamericanos.

Repito, no es que no valgan los testimonios de quienes denunciaron los inmensos desmanes y grandes crueldades que en efecto causaron los conquistadores españoles. Todo ello históricamente ocurrió en una guerra de conquista y, como toda guerra, no podría ser motivo de celebración. Pero españoles fueron también los que denunciaron estas injusticias y se opusieron a ellas. Hoy, los historiadores están de acuerdo en que ninguna potencia colonial, antigua y moderna, se planteó jamás un debate de conciencia tan grave y profunda, moral, jurídica y teológica, acerca de sus derechos sobre los pueblos sojuzgados como la España del siglo XVI. Ahí están los documentos oficiales que lo prueban. A ningún otro conquistador europeo, con la excepción de los misioneros de Quebec o del Brasil, le interesó expandir su cultura, su religión y su civilización a los pueblos que conquistaban. Solo tomar sus riquezas naturales y ya. Muchísimo menos mezclar su sangre con la de los pueblos conquistados. Eso solo pasó en Hispanoamérica.

Españoles fueron también los que se internaron en nuestras selvas a fundar las ciudades que hoy tenemos. Españoles los que de alguna manera dieron forma a nuestros actuales países. En un hermoso ensayo titulado «No tan jóvenes», Arturo Uslar Pietri nos recuerda que ciudades hispanoamericanas como Santo Domingo, La Habana, México, Lima, Buenos Aires o Caracas son mucho más antiguas que Nueva York o Chicago, y que siglos antes que en centros urbanos de América del Norte o incluso algunos de Europa, ya buena parte de nuestras ciudades tenían escuelas, universidades, teatros e instituciones de justicia civil. No cabe duda de que entre los siglos XVI y XVII los territorios de la América hispana fueron testigo de un impulso civilizatorio inédito en la historia. En ningún otro período de la humanidad se fundaron tantas ciudades ni se organizaron tantas instituciones públicas. En una palabra, ninguna otra época de nuestra historia ha contribuido de una manera tan definitiva a decidir lo que hoy somos los hispanoamericanos. Eso es lo que celebramos el Día de la Hispanidad. Si fuimos «descubiertos» o no, si «resistimos» o no, queda ciertamente en un muy segundo plano. Lo que importa es que a partir del 12 de octubre de 1492 el mundo cambió para siempre, y nació una de las culturas más fecundas del planeta: la nuestra.

Del otro lado del océano, en su discurso oficial en Madrid, el príncipe Felipe decía que el 12 de octubre «celebramos lo que nos une». No lo que nos separa ni lo que nos confronta, sino lo que nos une: eso es lo que celebramos.

3 comentarios en “Lo que celebramos el 12 de octubre

  1. José Blas Molina y Soriano

    Reblogueó esto en El Blog de José Blas Molinay comentado:
    Acabo de descubrir, gracias a este genial artículo, otro éxito de toda la campaña que llevaron a cabo nuestros antepasados a partir del descubrimiento de América. Acontecimiento increíble entre toda la relación de barbaridades cometidas, que llevamos años intentando colocar en el Top Ten de lo más referenciado. Pues se trata de «lo que les une», lo que les une a ellos, a los conquistados, civilizados, sojuzgados, cristianizados, culturizados, etc. Y esta unidad es algo que los demás países nos hemos tenido que conquistar, paso a paso, y que con más de doscientos años de retraso, todavía no hemos culminado.

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  2. Pingback: Lo que celebramos el 12 de octubre | El Blog de José Blas Molina

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