«Una de las consecuencias más importantes de la independencia de España fue la pérdida de la unidad política. La América Española da paso al mosaico hispanoamericano»
Artículo de Jesús Alberto Navas Sierra para la Enciclopedia Britannica publicado el 1 de noviembre de 2007 en el sitio web «La historia con mapas».

En 1825, Hispanoamérica era todavía muy superior a Estados Unidos tanto en población y territorio como en poderío militar, pero su fragmentación política la dejó a merced del imperialismo anglo-norteamericano, hasta el día de hoy [pulse en la imagen para ampliar]
1825 fue un año emblemático en la historia de la naciente Hispanoamérica. Tanto interna como externamente, todo parecía presagiar, no sólo la consolidación del proceso emancipador del Continente, sino el nacimiento de un nuevo y sólido epicentro político, con todas las consecuencias que esto último llegó a significar respecto a la geoestrategia del momento, tan afectada por el inevitable y definitivo ocaso de los centenarios imperios coloniales europeos en América. A las alturas del primer cuarto del siglo XIX, y consecuentemente con la ya manifiesta hegemonía asumida por los EEUU, con el reconocimiento de los nuevos gobiernos americanos y la Declaración Doctrina Monroe (marzo de 1822 y diciembre de 1823), el mundo parecía definitivamente dividido en dos esferas de poder político y económico: América, el Nuevo Mundo, revolucionario, liberal y republicano; y Europa, el Viejo Mundo, legitimista, autoritario y monárquico. Respecto al subcontinente hispanoamericano, 1825 impuso una doble perspectiva: una, que miraba al conjunto de los nuevos países iberoamericanos; y otra, que singularizara el inmediato pasado y presente de cada uno de ellos.
Situación exterior
En 1825, la nueva realidad hemisférica hispanoamericana comprometió de manera insoslayable la atención y confrontación de las principales potencias europeas, Inglaterra, y Francia, especialmente empeñadas en asegurarse, rivalizando con los jóvenes Estados Unidos de América, el predominio político y comercial del vasto mercado sudamericano, hasta hacía apenas 15 años atrás dominio soberano español. Un intento de cuantificar la masa crítica -territorio y población del continente americano-, según las cifras más fiables manejadas entonces, permite imaginar la ponderación de los nuevos Estados hispanoamericanos dentro del conjunto americano en dichas fechas Sigue leyendo