«En todos los documentos del movimiento de la independencia la palabra América era referida a la América Española, dando por sentado que la unidad y fraternidad de los americanos debía prevalecer sobre el patronímico de cada país. Es que existía una suerte de «mercado común de la libertad, que comprendía a toda la región hispanoamericana para luchar por la independencia y consolidarla. Dentro de ese espacio geopolítico circulaban los ejércitos, los recursos financieros y los dirigentes políticos e intelectuales, sin que importara la geografía de donde procedieran. Los criollos se llamaban a menudo entre sí «paisanos»

Mensaje irónico en un dibujo de Nicanor Parra, creador de la «antipoesía» y una de las más influyentes figuras de la literatura hispanoamericana contemporánea.
El siguiente texto es un extracto de ensayo titulado «La Argentina potencia: una estrategia posible» (Capítulo II), de Sergio Cerón, publicado en Buenos Aires en abril de 2004. Tomado del sitio web La Editorial Virtual.
Dos fuerzas que invocaban su antagonismo ideológico, derecha e izquierda, en realidad servían a los objetivos del poder internacional. En lugar de tener como prioridad absoluta los intereses nacionales, privilegiaban sus anteojeras ideológicas. José Ortega y Gasset, en «La Rebelión de las Masas», en la década de los años treinta percibió con claridad el drama contemporáneo: «Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de hemiplejía moral. Además, la persistencia de estos calificativos contribuye a falsificar más aún la realidad del presente, como lo demuestra el hecho de que hoy las derechas prometen revoluciones y las izquierdas proponen tiranías»
El domingo 20 de julio de 2003, un breve y clarividente comentario de Enrique Valiente Noallies, publicado en La Nación, apeló a la conmovedora muerte de dos hermanas siameses iraníes que prefirieron afrontar ese riesgo antes que pasar el resto de su vida encadenadas por la carne, para exponer el enigmático drama histórico de los argentinos:
«Como aquellas siamesas son, en el fondo, la izquierda y la derecha. Se trata de dos personalidades diferentes, fatalmente unidas a un mismo cuerpo social. Cuando se intenta extirpar de ese cuerpo algunas de estas formas de expresión, se genera una operación sangrienta y potencialmente mortal, como ocurrió en el pasado» «… El 90% de lo que hay que hacer en la Argentina carece de ideología y pertenece al sentido común. ¿Qué ideología hay que tener para erradicar la pobreza y la marginalidad? ¿Qué ideología es necesaria para recrear las oportunidades de trabajo? ¿Qué ideología es necesaria para poner la máxima prioridad en la educación? Hasta tanto, pidamos a las siameses que dejen de lado todo sueño y todo intento de mutua extirpación»
¿Será posible remontar la curva de la decadencia de todos los valores nacionales y sociales que hemos protagonizado? ¿Podremos, a partir de movilizar nuestros recursos humanos y naturales, sin prestar oídos a los «gurúes» locales que nos transmiten los consejos de los grupos de poder internacionales, instalarnos nuevamente en el orgullo de ser protagonistas de nuestro destino? ¿Sentiremos, como en ese año de 1951, que tenemos a nuestro alcance un destino de grandeza y que alcanzarlo depende, fundamentalmente, de nosotros mismos? Sigue leyendo