Archivo por meses: abril 2013

La moneda indiana

real de a ocho de felipe vA partir de 1535 se empezaron a instalar en América casas de moneda: México y Santo Domingo, y posteriormente Lima y Potosí, Santa Fe de Bogotá. La plata americana llegaba a España donde se acuñaba, en forma sobre todo, de reales de a ocho, moneda también conocida como peso y luego como duro.

Los tipos de las monedas fueron variados, destacando el escudo de la monarquía, el de Castilla y León y la composición simbólica integrada por las columnas de Hércules y el lema del emperador Carlos: PLVS VLTRA.

Así nació el famoso columnario, con la imagen de los dos hemisferios, todo sobre unas ondas que representan el mar, y un nuevo lema circular: VTRAQUE VNUM. En las colonias norteamericanas se les llamaba dólares. Los Estados Unidos independientes tomaron como modelo a los reales de a ocho mejicanos para la emisión de sus propios dólares, iniciada oficialmente en 1792.

Con la llegada de la dinastía borbónica se abrieron nuevas casas de moneda en Guatemala, Popayán y Santiago de Chile.

La información sobre las monedas de la América hispana se completa con un interesante audiovisual «La moneda indiana».

Para ver este audiovisual, pulse en el siguiente enlace: http://www.museocasadelamoneda.org/visit/las_casas_de_indias_8

¿Por qué perdimos?

«México fue la primera nación del Nuevo Mundo durante todo el siglo XVIII; en la misma época en que los Estados Unidos eran un modesto grupo de colonias sin importancia (…) nuestro territorio llegaba por el Norte hasta Alaska y por el Sur hasta Honduras. Nuestro país era centro comercial del mundo (…) había más bibliotecas, más universidades, más imprentas, que en las trece colonias británicas de la orilla del Atlántico (…) Pronto los ingleses, después de fomentar nuestra guerra de Independencia, se apoderaron de la dirección de todos los negocios de los pueblos hispanoamericanos (…) las naciones americanas, surgidas antes de tiempo, fatalmente cayeron en la dispersión. Y peor aún: se dejaron dominar por la propaganda, que las llevaba a renegar de su antigua Metrópoli para aceptar sumisas la penetración anglosajona en lo económico y también en lo espiritual» (José Vasconcelos)

Mapa de México en 1794, que se exhibe en el Salón Principal de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. La fragmentación de Hispanoamérica tras la independencia provocó que un débil México perdiera la mayor parte de su territorio ante el empuje arrollador de Estados Unidos.

Mapa de México (Nueva España) en 1794, que se exhibe en el Salón Principal de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Con la incorporación de Luisiana (1764-1803) llegó a alcanzar los 7 millones de Km2, el más extenso territorio del continente, pero la fragmentación de Hispanoamérica tras la independencia provocó la pérdida de la mayor parte del territorio mexicano ante el empuje arrollador de Estados Unidos.

Artículo del jesuita español Baltasar Pérez Argos originalmente titulado «Un luminoso ejemplo de filosofía de la historia aplicado a Hispanoamérica. José Vasconcelos: ¿Por qué perdimos?», publicado en el sitio web Fundación Speiro.

(NOTA: Hispanoamérica Unida no se identifica necesariamente con los comentarios o expresiones personales del autor de este artículo. El objetivo que guía la publicación de diversos materiales en nuestra web es poner de manifiesto y reivindicar la unidad de nuestra América de habla española)

El gran pensador mexicano José Vasconcelos, una de las más altas y señeras figuras de la filosofía hispanoamericana de nuestro tiempo, en un artículo, que bien puede considerarse su testamento espiritual –fue lo último que escribió y publicó- nos dejó un luminoso ejemplo de filosofía de la historia, aplicado a Hispanoamérica. Se pregunta ya desde el título, ¿Por qué perdimos?, y concreta el problema de la siguiente manera:

“¿Cuáles son las causas de que, a principios del siglo XIX, todavía México haya sido el primer país de Hispanoamérica y actualmente los Estados Unidos lo tienen aventajado en forma tan gigantesca?”.

Pregunta las causas, quiere hacer filosofía, filosofía de la historia, de una historia, que hoy precisamente, al conmemorarse el V centenario del descubrimiento y evangelización de América, se ha hecho actualidad. El problema de un modo o de otro se ha planteado, y se le han dado soluciones, soluciones muy peregrinas. Escuchemos la que, con su capacidad y reconocida competencia, nos ofrece el ilustre mexicano José Vasconcelos en este artículo memorable. Sigue leyendo

Caraí Guazú, padre de la Patria Grande

«Aquellos entusiastas de la soberanía popular (…) lucharon en toda Hispanoamérica y sus ideales buscaron abarcar esa enorme extensión, casi un continente (…) Hoy nos toca a nosotros; al igual que en los albores del siglo XIX no es una cuestión de ideales sino de supervivencia»

Artigas en el Hervidero, óleo de Carlos María Herrera. "Karaí-Guasu" (también escrito "karay-guazú") es una expresión guaraní que suele traducirse como "Gran Señor" y fue un título otorgado a líderes carismáticos del siglo XIX identificados como "caudillos", entre ellos José Gervasio Artigas, que durante su exilio en el Paraguay fue reconocido por los indñigenas como el "Padre de los Indios".

Artigas en el Hervidero, óleo de Carlos María Herrera. «Karaí-Guasu» (también escrito «karay-guazú») es expresión guaraní que suele traducirse como «Gran Señor» y fue un título otorgado a líderes carismáticos del siglo XIX identificados como «caudillos», entre ellos José Gervasio Artigas, quien durante su exilio en el Paraguay fue reconocido por los indígenas como el «Padre de los Indios».

Artículo de Juan Martín Alvarado, historiador a cargo de la Dirección del Centro Cultural Leopoldo Marechal, publicado en el sitio web del Instituto de Cultura del Chaco (3 de abril de 2013).

En estos años de bicentenarios es bueno recordar “las esperanzas ni conseguidas ni frustradas” de los hombres y mujeres que protagonizaron aquella gesta, porque en ellas se esconde nuestro futuro. Aquellos entusiastas de la soberanía popular y de sus tres banderas – Igualdad, Fraternidad y Libertad – lucharon en toda Hispanoamérica y sus ideales buscaron abarcar esa enorme extensión, casi un continente. Independencia, Igualdad y Unidad eran entonces posibles y tras esos posibles empeñaron lo mejor de sus vidas.

José Gervasio de Artigas encarnó estas ideas como nadie en las Provincias Unidas del Río de la Plata. Se había formado en las márgenes del imperio español y entre marginales. La frontera le hizo comprender que defendía un vasto territorio y sus humildes compañeros de lucha, indios, negros y gauchos le permitieron tener cabal conciencia de las necesidades que pronto habrían de convertirse en derechos soberanos.

Con este bagaje, a partir de su incorporación a la revolución de mayo en febrero de 1811, el general de los sencillos y el pueblo libre que lo seguía procuraron durante una década establecer las bases para fundar una gran nación. Sigue leyendo

Himno hispanoamericano de Antonio Parra Velasco

Antonio Parra Velasco, abogado, político e internacionalista (Guayaquil, 1900-1994)

En 1930 el Dr. Parra Velasco se graduó de Abogado con la tesis «La doctrina de la solidaridad obligada de los Estados Hispanoamericanos» conocida años después con el nombre de Doctrina Parra y que respondía a los altos principios arielistas tan en boga por entonces en América, por eso se ha dicho que Parra Velasco llevó al arielismo al plano internacional. Esta doctrina puede sintetizarse en lo siguiente: Los estados hispanoamericanos se encuentran de hecho unidos entre sí en forma natural por el vínculo jurídico de la nacionalidad común, basado en la comunidad de origen, lengua, historia y cultura; vínculo independiente de todo factor volitivo, que le impone una obligación de solidaridad para la defensa de sus intereses materiales y espirituales comunes y se traduce en el orden internacional en una limitación de la soberanía de cada uno de ellos en beneficio de la nación que constituyen. Sigue leyendo

La destrucción de la unidad hispanoamericana

«al producirse la independencia política el territorio hispano-americano dejó de ser parte integrante del Estado español; no se creó un estado único, como en Estados Unidos, como en Brasil, como en Canadá. Se crearon jurídicamente veinte estados (…) Ahora bien, los hispanoamericanos no cambiaron de cultura, no cambiaron de lengua, ni de tradición (…) Los mexicanos, los cubanos, los venezolanos, los peruanos, los argentinos cambiaron la nacionalidad jurídica, al formar un Estado independiente y republicano; pero mantuvieron y mantienen, enriquecida o empobrecida, su nacionalidad cultural»

Gobernaciones de la América hispana en el siglo XVIII. La independencia destruyó la unidad política de la América de habla española, pero esta siguió siendo una misma Nación cultural por encima de fronteras políticas estatales.

Gobernaciones de la América hispana en el siglo XVIII. La independencia destruyó la unidad política de la América de habla española, pero esta sigue siendo una misma y única Nación cultural por encima de fronteras políticas estatales.

El siguiente texto está extraído del ensayo titulado «La destrucción de la unidad hispanoamericana», del escritor e historiador Guillermo Morón, publicado en Revista de Historia de América (México, 1975). Se trata de un texto en dos lecciones, dentro de un programa de historia contemporánea de América, en las que se intenta un nuevo planteamiento de esa historia y se presenta la independencia americana como un proceso de destrucción de la unidad hispanoamericana, con las revoluciones como elementos desintegradores.

Los libertadores, destructores de la unidad

Don Salvador de Madariaga, polígrafo en el buen sentido del término (escritor que cultiva varios géneros), escribió tres estudios históricos con el objeto  de esclarecer el fenómeno de la destrucción del imperio español. El primero de ellos es su Vida del Muy Magnífico Señor Don Cristóbal Colón (Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1940); el segundo es el Cuadro Histórico de las Indias (Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1945); y el tercero simplemente Bolívar (Editorial Hermes, México, 1951, la primera edición). El pensamiento vertebral de esos libros resulta muy claro, si entendemos que Madariaga describe una peripecia histórica bien determinada: el imperio español, cuya historia está íntimamente ligada a Hispano-América, sin posible separación. En el Colón Madariaga no sólo hace la biografía del Almirante, sino que es el punto de partida, el descubridor de los Reinos que harán posible al Imperio; en el Cuadro se diseña la consolidación, la formación; allí se ubica al constructor, personalizado en Hernán Cortés; y en el Bolívar se concluye con la historia del destructor. Sigue leyendo

La identidad mutilada [fragmento]

la identidad mutilada«Su gran marco de referencia era una Hispanoamérica (o Indoamérica) de la que se sentían parte (…) una historia y un legado común, así como las vicisitudes y adversidades (…) habían coagulado en una perspectiva continental (…) «la solución» estaba en la unión y por ello había que llegar a ser «los Estados Unidos de la América del Sur»

El siguiente texto está extraído del libro «La identidad mutilada: García Monge y el Repertorio americano 1920-1930», escrito por Manuel Solís Avendaño y Alfonso González Ortega, y publicado por la Editorial de la Universidad de Costa Rica en 1998.

La ilusión de la unidad hispanoamericana

En los años veintes, los sueños unitarios se alimentaban de lo que con certeza puede llamarse una conciencia hispanoamericanista. Los intelectuales latinoamericanos, independientemente de sus credos particulares, muestran tener un conocimiento sorprendente de lo que acontecía en cada país y de los debates y polémicas que tenían lugar en cada esquina del subcontinente. Personajes como Haya de la Torre, José Vasconcelos, Manuel Ugarte o Gabriela Mistral, se movilizan de un país a otro, sintiéndose siempre en casa, dispuestos a opinar, sugerir e incluso intervenir en los asuntos locales. Su gran marco de referencia era una Hispanoamérica (o Indoamérica) de la que se sentían parte. Igualmente, las alianzas y rencillas trascendían las fronteras nacionales y producían las situaciones más inverosímiles. Haya funda el APRA en México, donde se movilizaba en el círculo de Vasconcelos como lo había hecho antes el dominicano Pedro Henríquez Ureña y lo hará después Gabriela Mistral. Hemos visto que la muerte de Elmore (en Perú) ocurre en el marco de los enfrentamientos entre partidarios del mexicano Vasconcelos y el argentino Lugones. Las polémicas estaban tan internacionalizadas como la amistad. Sin que sorprenda a nadie, encontramos que el arielista hondureño Rafael Heliodoro del Valle, cuenta sobre los diálogos entre Lugones y Vasconcelos en México, antes del conflicto, diálogos de los que él fue testigo, en su condición de amigo de ambos. Sigue leyendo

La unidad americana en el discurso de Miranda

Miranda define así los límites geográficos de Hispanoamérica: "“en la parte norte, la línea que pase por el medio río Mississippi desde la desembocadura hasta la cabecera del mismo y partiendo de ella siguiendo la misma línea recta en dirección del oeste por el 45° de latitud septentrional hasta unirse con el mar Pacífico. Al oeste, el Océano Pacífico desde el punto arriba señalado hasta el Cabo de Hornos incluyendo las islas que se encuentran a diez grados de distancia de dicha costa. Al este, el Océano Atlántico desde el Cabo de Hornos hasta el golfo de México y desde allí hasta la desembocadura del río Mississippi. No están comprendidas en estas demarcaciones Brasil y Guayana”

Miranda define así los límites geográficos de Hispanoamérica: «en la parte norte, la línea que pase por el medio río Mississippi desde la desembocadura hasta la cabecera del mismo y partiendo de ella siguiendo la misma línea recta en dirección del oeste por el 45° de latitud septentrional hasta unirse con el mar Pacífico. Al oeste, el Océano Pacífico desde el punto arriba señalado hasta el Cabo de Hornos incluyendo las islas que se encuentran a diez grados de distancia de dicha costa. Al este, el Océano Atlántico desde el Cabo de Hornos hasta el golfo de México y desde allí hasta la desembocadura del río Mississippi. No están comprendidas en estas demarcaciones Brasil y Guayana”

«Dado que las colonias de la América española constituían una unidad (…) no debía segmentarse tras la emancipación, de lo contrario se debilitarían geopolíticamente (…) Miranda planificó la construcción de un vasto estado unitario de proporción continental (…) se quería sentar las bases para hacer de Hispano-América una potencia (…) El proyecto también contempla la construcción de un canal de navegación en el istmo de Panamá (…) Su proyecto independentista estaba íntimamente vinculado a su proyecto de construcción de un gran estado continental donde se articularían todas las provincias y reinos de la América española»

El siguiente texto es un fragmento del ensayo titulado «La unidad americana en el discurso mirandino» (Instituto de Estudios Hispanoamericanos, Ensayos Históricos, Caracas, junio de 2009) y publicado en la web de la biblioteca electrónica Scientific Electronic Library Online (SciELO). Autores: Jorge Jesús Villasmil Espinoza y Ligia Berbesí de Salazar (Universidad del Zulia).

Significados de la unidad americana en el discurso mirandino

Como ya lo hemos referido, Miranda (1750-1816), pasó los años más importantes de su vida en Europa. Allí al parecer estudió detenidamente los textos de los principales ideólogos de las tendencias de vanguardia en lo filosófico y político (liberalismo clásico y racionalismo): Locke, Voltaire y Rousseau, entre otros. Estos pensadores son para la época los arquitectos de un modelo de sociedad basada en principios y valores tales como: la igualdad, justicia, solidaridad y libertad, preámbulo de las democracias modernas. En este sentido, las propuestas políticas formuladas por Miranda deben ser interpretadas en el contexto de las transformaciones ideológicas y políticas sucedidas en el viejo continente en el transcurrir del siglo de las luces; las cuales se enmarcan en líneas generales en la Ilustración, corriente renovadora y modernizadora del pensamiento, opuesta a los fundamentos de la sociedad del antiguo régimen y a las contradicciones espirituales que en ella se engendraban. Desde esta perspectiva, el proyecto político mirandino que tenía como propósito fundamental la independencia absoluta de las colonias hispanoamericanas, consideradas como una unidad política y cultural, precisa implícitamente una concepción de identidad que constituye un factor cardinal de su discurso histórico. Sigue leyendo

Cronistas de las Indias

Las denominadas crónicas de Indias son, indudablemente, fuentes inestimables para conocer no sólo el descubrimiento y conquista de América, sino también las costumbres de las culturas prehispánicas y el desarrollo de las instituciones novohispanas.

Video publicado por el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia de México).

La Unidad de la América Indo-Española

Mariátegui, fotografiado por José Malanca en 1929.

Mariátegui, fotografiado por José Malanca en 1929.

«El proceso de formación de los pueblos indo-españoles tuvo, en suma, una trayectoria uniforme (…) Pleitos absurdos y guerras criminales desgarraron la unidad de la América Indo-española (…) La América española se presenta prácticamente fraccionada, escinda, balcanizada (…) Sin embargo, su unidad no es una utopía, no es una abstracción (…) De una comarca de la América española a otra comarca varían las cosas, varía el paisaje; pero no varía el hombre»

Artículo del escritor, periodista y pensador político José Carlos Mariátegui, publicado por primera vez en «Variedades» (Lima, 6 de diciembre de 1924).

Los pueblos de la América española se mueven, en una misma dirección. La solidaridad de sus destinos históricos no es una ilusión de la literatura americanista. Estos pueblos, realmente, no sólo son hermanos en la retórica sino también en la historia. Proceden de una matriz única. La conquista española, destruyendo las culturas y las agrupaciones autóctonas, uniformó la fisonomía étnica, política y moral de la América Hispana. Los métodos de colonización de los españoles solidarizaron la suerte de sus colonias. Los conquistadores impusieron a las poblaciones indígenas su religión y su feudalidad. La sangre española se mezcló con la sangre india. Se crearon, así, núcleos de población criolla, gérmenes de futuras nacionalidades. Luego, idénticas ideas y emociones agitaron a las colonias contra España. El proceso de formación de los pueblos indo-españoles tuvo, en suma, una trayectoria uniforme. Sigue leyendo

Paraguay y la identidad hispanoamericana

Mapa de Paraguay 1875, "Mapa Original de la Republica Argentina y Estados Adyacentes Comprendiendo Las Republicas Chile, Paraguay y Uruguay".

Mapa de Paraguay 1875, «Mapa Original de la Republica Argentina y Estados Adyacentes Comprendiendo Las Republicas Chile, Paraguay y Uruguay».

«pese a la descomposición política y atomización del continente americano, la identidad común hispanoamericana se vio poderosamente reforzada, por encima de indigenismos y particularismos varios»

El siguiente texto es un fragmento del artículo titulado «Una epopeya genuinamente nacional» («Epílogo» a La independencia del Paraguay. Servilibro, Asunción 2011, páginas 163-166) de José Manuel Rodríguez de Pardo, Doctor en Filosofía de la Universidad de Oviedo. Publicado el 2 de abril de 2013 en la bitácora «La lengua del imperio».

El concepto de nación, en su doble acepción política y étnica, inspiró los intentos de institucionalizar el poder. En el caso paraguayo, lo guaraní se convirtió en la «seña de identidad» de la República del Paraguay. Sigue leyendo