Archivo por meses: May 2013

Argentina es Hispanoamérica

«América, a raíz de la conquista europea, se ha dividido básicamente en tres naciones: Angloamérica, que a su vez se subdividió en Canadá y en Estados Unidos; Lusoamérica, que hoy lleva por nombre Brasil; e Hispanoamérica, que fue subdividida en una veintena de repúblicas. Por antecedentes históricos, unidad religiosa, y una tradición en común, Argentina forma parte de la nación hispanoamericana»

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El virreinato del Río de la Plata, dentro de los límites de la América hispana, a finales del siglo XVIII. Obsérvese como Hispanoamérica (en color rosado) era entonces mucho más extensa que Brasil.

Artículo de Ernesto Damián Sánchez Ance, publicado en el sitio web argentino Pueblo Originario.

América, a raíz de la conquista europea, se ha dividido básicamente en tres naciones: Angloamérica, que a su vez se subdividió en Canadá y en Estados Unidos; Lusoamérica, que hoy lleva por nombre Brasil; e Hispanoamérica, que fue subdividida en una veintena de repúblicas.

Por antecedentes históricos, unidad religiosa, y una tradición en común, Argentina forma parte de la nación hispanoamericana. La historia así lo ratifica en hechos como que el Presidente de nuestra Primera Junta de gobierno, Cornelio Saavedra, era potosino; el fundador del Federalismo Argentino, José Artigas, era oriental; en el Congreso de Tucumán, estaban representadas las provincias de Charcas, Chichas y Mizque (las tres en el actual territorio boliviano); Argentina es Hispanoamérica porque cuando Belgrano peleó en el norte de Potosí no estaba haciéndolo en otro país, ya que esa geografía formaba parte de las Provincias Unidas en Sudamérica; porque José de San Martín, es uno de los máximos héroes del Perú; porque cuando nos independizamos en 1816, el mapa de nuestro país era completamente distinto del actual, ya que incluía territorios de las actuales Bolivia, Paraguay y Uruguay; porque entre 1826 y 1830, compartimos la misma bandera celeste blanca y celeste con Uruguay; porque la bandera de Entre Ríos es la bandera de Artigas, símbolo de la República Oriental del Uruguay. Lamentablemente, a pesar de esos sólidos y fuertes lazos históricos, esa unidad política, basada en los distintos virreynatos, como el del Río de la Plata, no se ha sabido conservar, lo que generó la construcción de estados nacionales débiles y dominados por el capital extranjero, que muchas veces los hizo enfrentar en guerras fratricidas Sigue leyendo

Hispanomérica: unidad en la diversidad

«Hispanoamérica es, ante todo, una variada geografía en la cual vive y se afana una comunidad de pueblos de una insoslayable unidad cultural (…) Políticamente, es cierto, estamos fragmentados en un puñado de repúblicas que sobre el mapa parecen (…) pedacitos de papel de distintos colores. Pero no hay que equivocarse: ese conglomerado de repúblicas forma una sola comunidad histórica, lingüística y cultural (…) Ahora bien, unidad no es uniformidad (…) Dentro de nuestra orgánica unidad cabe también la diversidad (…) Así tenemos que, aun dentro de un mismo país, se dan esos matices regionales» (José Juan Arrom)

Escena limeña, en una acuarela del pintor costumbrista Pancho Fierro (

Escena limeña, en una acuarela del pintor costumbrista Pancho Fierro (1807-1879).

El siguiente texto es el prefacio del libro «Retratos de Hispanoamérica», de Eugenio Florit y Beatrice P. Patt, publicado en 1962 por Holt, Rinehart and Winston (Estados Unidos).

El profesor de la Universidad de Yale, José Juan Arrom, en un reciente estudio titulado “Hispanoamérica: carta geográfica de su cultura”, que con su permiso nos permitimos reproducir, dice en parte:

Hispanoamérica es, ante todo, una variada geografía en la cual vive y se afana una comunidad de pueblos de una insoslayable unidad cultural. El convencimiento de que formamos una sola comunidad cultural no es nuevo. Lo tenían los colonizadores, que pasaban de una región a otra de las tierras recién descubiertas sin sentir que trasponían los límites de lo que se llamó, con toda razón, el Nuevo Mundo. Lo tenían los libertadores que iban, como San Martín, de la Argentina a Chile, y de Chile al Perú, llamando en sus proclamas a todos los habitantes “mis paisanos”; o como Bolívar, cruzando ríos y escalando sierras para libertar desde Venezuela hasta Bolivia,  porque sentía, como lo declara en su Carta de Jamaica, que “somos un pequeño género humano… No somos indios ni europeos, sino… americanos”. O como Martí, el último de los libertadores, para quien “del río Bravo a la Patagonia somos un solo pueblo”. Y el mismo convencimiento lo tenemos hoy todos los que hemos visto más allá del limitado horizonte de nuestro terruño natal. Sigue leyendo

El plan del Conde de Aranda

«Cuán diferente sería la historia, si este plan se hubiera realizado. Se habría mantenido la unión, se habría impedido el desarrollo del imperialismo estadounidense, que la República Criolla ha fomentado; y se habría cimentado la primacía de Hispanoamérica en el continente. En consecuencia, la frontera de Hispanoamérica en el norte sería el Misisipí, y en el sur estaría trazada por el Tratado de 1750, que habría contenido el avance del Brasil»

El Conde de Aranda, retratado por Ramón Bayeu en 1769. Museo Provincial de Huesca. Hombre de extraordinaria inteligencia política, concibió un plan que pudo haber salvado la unidad de la América hispana, convirtiéndola en una gran potencia y frenando la expansión de Estados Unidos y Brasil.

El Conde de Aranda, retratado por Ramón Bayeu en 1769. Museo Provincial de Huesca. Hombre de extraordinaria inteligencia política, concibió un plan que pudo haber salvado la unidad de la América hispana, convirtiéndola en una gran potencia y frenando la expansión de Estados Unidos y Brasil.

El siguiente texto está extraído de la obra «La Patria Grande. La reunificación de Hispanoamérica: Historia de una idea persistente» (Capítulo 6: Independencia americana e integridad de la monarquía), de Raúl Linares Ocampo (Arequipa-Berlín 2010).

Para un observador atento y sagaz de la política mundial como fue el talentoso Conde de Aranda, ministro de Carlos III, la independencia de América no sólo era inevitable, sino el mal menor, que era preciso aceptar y conducir por vías favorables a la Nación. En 1783, a cuarenta años de la obra de Campillo, y año del nacimiento de Bolívar y del reconocimiento de la independencia de los Estados Unidos, Aranda pasa revista a la política internacional, y con lejana visión concibe un audaz proyecto presentado al rey en un Memorial, hoy muy famoso, en general conocido sólo de oídas y referido de una manera incompatible con su verdadera importancia que no reside, según se cree, en ser un vaticinio de la pérdida de las Indias, tema a la moda entonces, sino en la clarividencia con que descubre el futuro peligro estadounidense. El ilustre Conde de Aranda (Pedro Pablo Abarca de Arbolea, 1718-1799) fue uno de los políticos de mayor influencia en la historia de España. En la carrera militar obtuvo el grado de Mariscal de Campo; en la diplomacia y política, los más altos cargos del reino. En 1765, bajo Carlos III, fue nombrado Presidente del Consejo de Ministros, gestión en la que prestó los mayores servicios a su país. Menéndez Pelayo dice de él: “de férreo carácter, ordenancista inflexible, avezado al despotismo de los cuarteles, de cierta franca honradez, impío y enciclopedista, amigo de Voltaire, D’Alembert y del Abate Raynald; reformador despótico”. Tuvo parte principal en la expulsión de los Jesuitas de los dominios españoles. En 1779 cayó en desgracia y fue enviado de embajador a París, donde negoció en 1783 por parte de España el tratado de paz entre España, Francia e Inglaterra que puso fin a la guerra encendida por la intervención de España y Francia en la guerra de independencia de los Estados Unidos. Poseía en alto grado los conocimientos militares, políticos y diplomáticos necesarios para juzgar cabalmente la política internacional y dar peso a las opiniones de su célebre Dictamen. Sigue leyendo

El derecho indiano

Dr. Óscar Cruz Barney, coordinador del área de Historia del Derecho y director de la Revista Mexicana de Historia del Derecho en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM):

«[…] Cuando se producen las respectivas independencias, el derecho indiano no desaparece, ni mucho menos, el derecho indiano y el derecho castellano se mantendrán vigentes […] durante décadas y se entrará en un proceso de transición del derecho […] que llevará a esas disposiciones del derecho indiano a convivir con las nuevas disposiciones nacionales […]. Hay una clara interrelación de los derechos nacionales con ese derecho indiano heredado del mundo virrenal; un derecho sumamente rico, no solamente en su legislación y en sus manifestaciones normativas sino en sus manifestaciones doctrinarias […]. Que nos quede muy claro: no se puede entender a […] los derechos de los Estados independientes si no se tiene un conocimiento cuando menos razonable de la historia del derecho indiano y de los contenidos del derecho indiano en el mundo virreinal americano […] la historia de los Estados americanos es una historia de una continuidad jurídica; hay un continuo histórico jurídico que, en el caso del derecho, se vincula claramente, no hay un rompimiento en la creación de instituciones y recepción de instituciones»

Andrés Bello: el intelectual hispanoamericano

«Sus Principios de derecho de gentes (…) se convirtió desde su aparición en «el tratado tal vez más influyente de derecho internacional en Hispanoamérica en el siglo XIX » (…) En 1847, Bello publicó su Gramática de la lengua castellana, un trabajo que también tuvo finalidades políticas (…) Bello buscó garantizar «un medio compartido de comunicación con otros países hispanoparlantes»

Estatua de mármol de Andrés Bello, obra de Nicanor Plaza, estuvo medio siglo frente al Congreso de Chile, fue trasladada en 1931 a la Universidad.

La estatua de mármol de Andrés Bello, obra de Nicanor Plaza, fue trasladada en 1931 a la Universidad de Chile.

Artículo de Eduardo Posada Carbó, investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos de Saint Antony´s College (Oxford), publicado en Revista de Libros de la Fundación Caja Madrid (abril de 2004).

Andrés Bello (1781-1865) fue quizá el intelectual de mayor estatura e influencia en la Hispanoamérica del siglo XIX. Su trabajo –primero en su nativa Venezuela, después desde Inglaterra y finalmente en Chile, su patria adoptiva– y el impacto de su obra le dieron a su nombre una indudable dimensión internacional. En el mundo hispánico se le reconoce por su contribución a la unidad de la lengua castellana. Sus intereses desbordaban la gramática y la lingüística: las relaciones internacionales, la historia, el periodismo, la administración pública, las ciencias naturales, la educación o la jurisprudencia. Pero Bello tiene una de esas famas que, por ser tan grandes, se dan por descontadas, cuyo nombre se cita con frecuencia sin mayor conocimiento, así como se repiten referencias a sus libros hoy con escasos lectores. La excelente biografía de Ivan Jaksic –Andrés Bello: la pasión por el orden – es una invitación novedosa a reconsiderar su extraordinario significado. Sigue leyendo

Discurso de Violeta Chamorro (18 de julio de 1991)

«Hispanoamérica (…) nació de la unidad. Siente esa unidad, y todos los movimientos que han forjado el destino y la cultura continentales -como el Barroco, la Independencia y el Modernismo- los ha realizado con el más profundo sentido de unidad (…) ¡No podemos seguir derrochando ese poder creador, ese poder de civilización que es nuestra unidad! (…) La unidad que necesitamos sólo la produce la Democracia (…) esa es la unidad que Hispanoamérica posee como anhelo de sus pueblos y como legado de sus libertadores: la unidad de los hombres libres»

Mapa incluido en "Geografía de Centro América",  de José María Cáceres, París Garnier Hermanos, 1891, pág. 26.

Mapa incluido en «Geografía de Centro América», de José María Cáceres, París Garnier Hermanos, 1891, pág. 26.

Discurso pronunciado por la Presidenta de la República de Nicaragua, Violeta Barrios de Chamorro, en ocasión de la Primera Cumbre Iberoamericana. Guadalajara, 18 de julio de 1991. Tomado del sitio web cubano Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno.

Para el europeo la unidad de Europa, los Estados Unidos de Europa, fue durante siglos una utopía, pero la han conseguido.

Hispanoamérica en cambio, nació de la unidad. Siente esa unidad, y todos los movimientos que han forjado el destino y la cultura continentales -como el Barroco, la Independencia y el Modernismo- los ha realizado con el más profundo sentido de unidad; sin embargo ha malgastado esa unidad.

Lanzándonos en persecución de quimeras, de utopías, de soluciones mágicas y paradisíacas, los hispanoamericanos hemos experimentado todos los caminos del terror y de la muerte. Pero al cerrar este siglo, una marea de cansancio y de amarga reflexión invade los corazones de América: ¡Abramos los ojos a la realidad! nos dicen nuestros pueblos diezmados y empobrecidos. ¡No podemos seguir derrochando ese poder creador, ese poder de civilización que es nuestra unidad! ¡No es posible que 400 millones de seres que comparten historia, destino y cultura, sigan dispersos siendo hermanos; no es posible que sigan de espalda los unos y los otros como si no fueran dueños de la más hermosa solidaridad! Sigue leyendo

La locución en Hispanoamérica

«Agrupar a los locutores de habla hispana en un marco institucional marcado por la pluralidad y el propósito de unir voluntades, constituye uno de los más acariciados anhelos de numerosos profesionales de la palabra. Les une, en primer lugar, una comunidad lingüística enriquecida por peculiaridades regionales (…) La Federación de Locutores Hispanoamericanos traduce la necesidad de contar con un organismo internacional que los represente ante Estados y medios de difusión»

logofhlArtículo del periodista, escritor y director de radio y televisión Alfonso Cadalzo Ruiz, publicado originalmente bajo el título «La locución en Hispanoamérica: Un contexto institucional», en el sitio web Radio Cubana (27 de julio de 2010).

La globalización exige un nuevo concepto de integración, visto éste con signo positivo. En esa necesidad se incluye la comunicación de masas en todas sus facetas, y una de las más importantes radica en la locución. Desde hace décadas el mundo tiende a la especialización y, por ende, a la unidad – no necesariamente unicidad – de sus profesionales. Las maneras de crear, hacer y decir dentro de un ámbito determinado, por muy diversas que éstas sean, generalmente dan lugar a saldos positivos de los que se benefician todos los implicados y, mejor aún, los resultados de su labor.

Agrupar a los locutores de habla hispana en un marco institucional marcado por la pluralidad y el propósito de unir voluntades, constituye uno de los más acariciados anhelos de numerosos profesionales de la palabra. Les une, en primer lugar, una comunidad lingüística enriquecida por peculiaridades regionales. Esa diversidad es la mayor riqueza, ya que a partir de ella – de lo diferente y particular – es que surgen los mejores puntos de coincidencia y la más fundamental riqueza. Sigue leyendo

¿Qué es una nación?

«No debe haber dudas de que Hispanoamérica compone una entidad étnico-cultural común (…) En el sentido amplio, los hispanoamericanos constituimos, como los árabes, una nación-cultura fraccionada en una veintena de países. Esta base común es la que fundamentó la aspiración bolivariana a la unidad»

Tierra Firme y Nuevo Reino de Granada y Popayán

Tierra Firme y Nuevo Reino de Granada y Popayán, de Willem Blaeu (1630), Atlas Van der Hagen, Biblioteca Real de La Haya.

Artículo de Olmedo Beluche, sociólogo, político y profesor en la Universidad de Panamá. Tomado del sitio web laaurora.netpor.org

NOTA: Nuestro sitio web “Hispanoamérica Unida” no se identifica necesariamente con ninguna de las ideologías políticas -expresas o sobreentendidas- de los artículos, videos e informaciones publicadas en nuestra página. El objetivo que guía la publicación de diversos materiales en nuestra web es poner de manifiesto y reivindicar la unidad de nuestra América de habla española.

Comprender el real sentido de las relaciones panameño colombianas requiere, en primer lugar, esclarecer la confusión reinante en torno al concepto «nación».

Confusión que no es exclusiva de los intelectuales panameños, sino generalizada, abarcando a todas las vertientes de la teoría social, incluyendo el marxismo, que suele caer en un reduccionimo economicista cuando aborda este problema.

A nuestro juicio, Leopoldo Mármora acierta al citar el criterio de Schiller y Humbolt, los cuales, refiriéndose a la Alemania de principios del siglo XIX hablaban de «nación-cultura», por oposición a Francia que sería una «nación-estado». Sigue leyendo

Hispanoamérica y el problema español

«La peculiaridad hispanoamericana deriva de que los autores de las independencias fueron los descendientes biológicos y culturales de los antiguos conquistadores y colonizadores españoles. El otro era, en sentido literal y metafórico, parte de uno mismo y de la comunidad imaginada nacional (…) Un dilema que va a hacer de la herencia española el centro de una larga y compleja polémica identitaria, desde México hasta Venezuela, Argentina y Chile»

Catedral de Puebla, construida en la América española, de 1575 a 1649. Situada en el centro histórico de la ciudad, declarado patrimonio de la humanidad, es uno de los monumentos más importantes del arte novohispano.

Catedral de Puebla, construida en la América española, de 1575 a 1649, uno de los monumentos más importantes del arte novohispano.

Artículo de Tomás Pérez, profesor-investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia-INAH de México. Publicado en el diario electrónico ABC el 21 de marzo de 2012. Tomado de la sección «Revista de Prensa» del sitio web almendron.com

En el día en que se cumple el bicentenario de la independencia venezolana, la reflexión sobre relación entre España y la América hispana resulta del máximo interés. Ciertamente, la presencia de España, lo español y los españoles en la vida pública de las repúblicas hispanoamericanas ha sido constante desde la proclamación de las independencias, superior a la de cualquier otra región del mundo y para nada comparable a la que se ha dado a la inversa. Una presencia en la que los factores coyunturales, diferentes de unos momentos históricos a otros, han sido importantes, pero cuya persistencia a lo largo del tiempo revela un problema de fondo, al que podríamos denominar el «problema español» de Hispanoamérica, difícil de entender y hasta de percibir desde España, pero que condiciona de manera decisiva las relaciones entre los países hispánicos de uno y otro lado del Atlántico. Sigue leyendo

Las megalenguas: apertura, libertad, fortaleza

«en un mundo de colosos y megafusiones, es necesario ser grande y fuerte si se desea no ser engullido, si se aspira a estar en una posición fuerte para negociar adecuadamente los intercambios con el mundo. Es el caso de Brasil. No el de Hispanoamérica, archipiélago de 19 Estados. La megalengua española —40% de los hablantes del continente— puede ser el cemento de una construcción política que nos genere una escala adecuada»

Las grandes lenguas de América. El español (en color verde) es la lengua más hablada: más del 40% de la población de todo el continente. Sin embargo, la posición de Hispanoamérica es débil y vulnerable porque no está constituida como uns sola Nación soberana e independiente, sino fragmentada en muchas repúblicas.

Las grandes lenguas de América. El español (en color verde) es la lengua más hablada: más del 40% de toda la población del continente. Sin embargo, la posición de Hispanoamérica en el mundo es débil porque no está constituida como una sola Nación soberana e independiente, sino dividida en muchas repúblicas.

Artículo de Carlos Leáñez Aristimuño, lingüista y profesor del Departamento de Idiomas de la Universidad Simón Bolívar de Caracas, publicado el 6 de agosto de 2009 en la bitácora «Hablo luego existo».

Hay alrededor de siete mil lenguas en el mundo: 81,6% de ellas abarcan menos de 100.000 almas, 55,1% menos de 10.000, 25,7% menos de 1.000, 8 % menos de 100. Vehiculan casi exclusivamente tradición e identidad. Constituyen, como toda lengua, un tesoro de la humanidad. Pero sus hablantes jóvenes las abandonan a medida que se alejan de los campos y las aldeas en pos de las luces de la ciudad: la población urbana mundial pasará del 40% hoy al 80% en 2.025. Las urbes fagocitan multilingüismo y secretan monolingüismo: el equipo de la ciudad, densamente agrupado y en comunicación constante requiere un código común capaz de acometer las más disímiles y complejas tareas. Resultado: todos los estudiosos parecen coincidir en que a finales de siglo serán menos de mil las lenguas sobrevivientes. Lo anterior —con justicia— ha encendido multitud de alarmas en nombre de la diversidad lingüística… pero se suele dejar de percibir que las megalenguas, como las grandes urbes, son fuentes extraordinarias de apertura, libertad y fortaleza. Y la nuestra es una megalengua que agrupa 400 millones de hablantes. Sigue leyendo