«a los ingleses no les convenía consentir la formación de un nuevo imperio hispanoamericano difícil de manejar y dominar, y preferían un grupo de naciones menores, donde sería mas fácil imponer su voluntad, su «comercio» y luego su “distribución internacional del trabajo”, donde Hispanoamérica fuera solamente proveedora de materias primas y los ingleses devolvieran los productos manufacturados por su industria incrementando diez veces su valor»
Artículo del Dr. Juan Eduardo Viera publicado en el sitio web argentino El Fénix Digital (14 de septiembre de 2013).

La armada anglo-francesa forzando su paso a través de la Vuelta del Obligado, óleo de Manuel Larravide (1871-1910).
La batalla de Caseros, llevada a cabo el 3 de febrero de 1852, no fue solamente el fin de un gobierno, no fue tampoco una batalla más de la lucha interna. Significó el quiebre de la resistencia al imperio inglés. Fue el punto de inflexión para la imposición del liberalismo. Después de Caseros, la influencia Británica experimentó un disipado avance en las relaciones internas argentinas y en su comercio exterior.
El sueño americano de Bolivar y San Martín era liberar América y hacer una gran patria hispanoamericana. Esa línea persiguieron otros americanos, como Juan Manuel de Rosas. Pero a los ingleses no les convenía consentir la formación de un nuevo imperio hispanoamericano difícil de manejar y dominar, y preferían un grupo de naciones menores, donde sería mas fácil imponer su voluntad, su «comercio» y luego su “distribución internacional del trabajo”, donde Hispanoamérica fuera solamente proveedora de materias primas y los ingleses devolvieran los productos manufacturados por su industria incrementando diez veces su valor. Tampoco admitirían que una misma nación dominara ambas márgenes del Río de La Plata, y por eso pergeñaron la creación de una región independiente en la banda oriental que fue la Republica Oriental del Uruguay.
Algo trascendental que ocurrió luego de esta batalla que marcó el final de la etapa rosista y el comienzo de nuestra historia constitucional, fue a través de Bartolomé Mitre y su grupo quienes se encargaron de “contar” una versión de los hechos y de sus protagonistas tan parcial y tan poco objetiva que muchos historiadores la han definido como el inicio de la “falsificación de la historia.” Sigue leyendo








